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09 diciembre 2007


Capítulo 12: El Espejo de Otlap

Llevaban semanas visitando la biblioteca desde que Tita les había hablado de Xena Flamel, querían saber quién era para averiguar qué escondía la dragona, qué era lo que tanto deseaba el profesor Malfoy. En todos los recreos y ratos libres miraban libros gordísimos, pero no encontraban nada relacionado, ni en los libros de criaturas mágicas se hacía referencia.

Era casi Navidad y vieron a Tita llevando sacos y guiando a un hombre de unos treinta años, corpulento y alto que llevaba un abeto hacia el Gran Comedor.


- Hola Tita, ¿qué estáis haciendo en el Gran Comedor? – Ron parecía que había superado el susto que le dio Tita semanas antes.


- Pues nada hijo, lo de todos los años, decorar el castillo para Navidades, llevo aquí unos sacos llenos de estrellitas y bolitas para decorar el árbol que el cach... hijo de Rogelia, mi peluquera, me está ayudando a traer... después se lo pagaré como se merece. – Tita no apartaba la mirada del hijo de la peluquera.


- Dejame ver... – Ron metió la cabeza en uno de los sacos y sacó una estrella grande y dorada que brillaba a la luz. – qué bonito ¿te gusta Jermayoni? ¿O para ti también es hortera?


- Nah, tá bonita – Jermayoni estaba tan abrigada que sólo se le veían los ojos, insistía en que el frío le estaba costando años de rejuvenecimiento de piel.


- Vaya vaya vaya, pero si es mi hermanito Ronnie... ¿qué es eso? ¿Para decorarte la cabeza? Vas a parecer una bombilla – George había aparecido junto a Dracon y otros amigos – seguro que almenos así se te iluminarán las ideas, porque falta te hace...


- Si, pareces una bombilla, falta te hace – Dracon sólo repetía lo que decía George, parecía que estuviera aprendiendo a ser malo – y... y... como brilla, tan lisa y ... y... bonita... es como ver el amanecer a través de una vidriera ... es... preciosa... es, es... ¡dámela!.


- Déjame, que las vas a romper, ¡¡QUE ME DEJES!! – Ron intentaba quitarse de encima a Dracon, que intentaba robarle la estrella.


- ¿Qué pasa aquí? ¿a qué viene tanto jaleo? Tú, el árbol déjalo en el Gran Comedor y vete, aquí cachas los justos – el profesor Malfoy se atusó la melena rubia – y tú, por perjudicar gravemente el oído de mi hijo con ese grito, le recompenso con 50 puntos para calmar su dolor.


- No profesor, perdone, pero eran ellos los que... – Tita intentaba aclarar la situación.


- Pero si tenemos aquí a la guardiana de las llaves, ¿qué haces? Jugar con los niños... anda, ve a decorar el árbol, y a ver si cambiamos de peluquera por favor, qué horror a la vista ese pelo color rubio canario – Lucius ignoró a Tita, que salió refunfuñando en voz baja “si no estuvieras tan bueno te partiría la boca machote”.

Prefirieron no discutir más, así que entraron al Gran Comedor detrás de Tita, que estaba decorando el árbol mientras el hijo de la peluquera salía por la puerta.


- Tita, una cosita... ejem... ¿cómo lo diría? ¿Ese hombre tan apuesto es el hijo de tu peluquera? – Albus Dumbledore frotó las cabezas de los tres alumnos como señal de saludo.


- Sí profesor, el hijo de Rogelia, el mismo, le pasé la dirección por si quería ir a que le hicieran algo en el pelo.


- Sí... si, lo recuerdo, iré, iré, vaya que si iré... ¡joven! ¡joven! Espérese un momentito por favor, ¿sería tan amable de subir a mi despacho a moverme los muebles de sitio? Es que yo ya soy viejo y débil y me apetecía cambiar un poco...

Los tres amigos ayudaron a Tita con la decoración del árbol, el Gran Comedor parecía otro, todo relucía y los motivos navideños estaban por doquier.


- Esto... Jermayoni, ¿no tienes calor? Estás sudando la gota gorda... o almenos espero que sea sudor eso que te cuelga de la nariz... – Zanky preguntaba por preguntar, sabía que ninguna de las respuestas de Jermayoni le iban a dejar satisfecho.


- Mmm... bueno, vale, me habéis pillado, jopetas, es que se acercan las Navidades y voy a ir a casa de mis padres, y todas mis amigas muggles me querrán ver, y... – Jermayoni se puso inusualmente roja – tranquilos, no se me ha escapado nada, es que... he engordado medio Kg desde que estoy aquí y lo pasaré fatal si ya no estoy en el grupo de las fashion, o sea, para mí es muy importante, así que tengo que perder peso, por eso hago el efecto sauna, lo leí en “La Súper Delgada” una revista para mantener la línea.


- Hija de mi vida, lo que has engordado lo gano yo sólo oliendo la comida, anda, no digas tonterías y quítate algo de ropa y enséñanos ese tipín – Tita había puesto una sonrisa conciliadora, parecía que pretendía hacer las paces con Jermayoni.


- Ya, pero es que tú estás gorda – Jermayoni no supo lo que había dicho hasta que se encontró colgada de la rama más alta del abeto, chillando para que la bajaran.


- Ale, una menos, a ver si viene Papá Noel y se la lleva – Tita tenía los ojos entornados – ¿qué vais a hacer después de comer?


- Pues... iremos a la biblioteca a seguir buscando acerca de Xena Flamel.


- No me digáis que seguís con eso. Más vale que lo olvidéis, lo digo muy en serio. – Tita no estaba para bromas.


- Ya, pero si no nos cuentas tú nada lo tendremos que buscar nosotros, o sea, yo quiero saber qué súper crema guardais ahí para que el profesor Malfoy quiera arriesgarse su pelo por ella, tiene que ser el no va más de la belleza, ¿no? Y seguro que Xena Flamel es la inventora, lo que me extraña es que no me suene de nada... – Jermayoni seguía intentando liberarse de la rama que la mantenía en alto.


- Calla niña, pues yo no os pienso decir nada, ya se me ha ido la lengua una vez, no volverá a pasar – Tita colocó la estrella encima del abeto – ale, esto ya está voy a ver si Dumbledore ha acabado con el cachas, que quedan aún cinco abetos que traer.


- Oye, ¡¡OYEE!! ¡¡Bájame de aquí!!.

(...)

Los alumnos del castillo tenían la posibilidad de celebrar la Navidad con sus familias o quedarse en el castillo. La inmensa mayoría abandonaba el colegio para estar con la familia. Jermayoni se había ido, cargada con cinco maletones repletos de ropa, a casa de sus padres, les había dejado a Ron y Zanky la tarea de encontrar quién era Xena Flamel. Ron, al igual que sus hermanos, pasarían las navidades en el colegio, debido a que sus padres habían ido a Alaska a ver a la tía segunda de parte de un primo hermano de la abuela materna de la señora Weasley.

El castillo estaba vacío, había un silencio asombroso que invitaba a quedarse quieto y oír las goteras que el señor Vitch estaba reparando en el tejado, a menos cinco grados bajo cero.

La mañana de Navidad Zanky se despertó de golpe, el calamar del lago había dado un golpe sordo en su ventana. Se asomó a la sala común en batín y vio un montón de regalos junto al retrato de la fundadora de la casa Anna Hufflepuff. Ron era el único que estaba despierto.


- ¿Qué hora es Ron?


- Las seis y media, pero no podía dormir, estaba demasiado nervioso – Ron no paraba de parpadear – Papá Noel venía y yo oía ruidos por todas partes, no le oí entrar, pero cuando desperté, desperté y ... y.... ¡¡mira cuantos regalos!! Papá Noel ha venido, ha estado aquí, y... y... nos ha dejado todo esto y... y...


- Tranquilo Ron, respira, respira...


- Sí, gracias, esto... esto.... Zanky, estos regalos son para ti, ¡feliz navidad!


- ¿Para mí? N-nunca me habían hecho regalos... – Zanky se sentía especial, siempre había visto a su primo abrir todos los regalos, ahora era él quien los abriría.

Zanky abrió el primer regalo, era un “kit de primeros auxilios, pelo siempre radiante” que incluía peines especiales para cada hora del día, distintos tipos de champús y acondicionadores para el pelo, incluso un spray de bolsillo para situaciones embarazosas, regalo de Jermayoni. El segundo paquete contenía una armónica, de parte de Tita. Un paquete pequeño llevaba una tarjetita que decía “Para Sanqui, el xiquito má encantadó que puede habé sobre la fá de la tierra, firmao: Jana Jabo, Podata: espero que te gusten lo anisete”, dentro del paquete había una bolsita con un puñadito de anisetes. Los tios de Zanky le habían regalado un cheque descuento del Mercadona, a efectuar antes de fin de año.


- ¿Qué te han regalado a ti Ron?


- ¿A mí? Pu-pues Jermayoni una maquinilla para rapar cabezas, Jana nada, será que no le caigo bien. Tita una colonia, según ella es la favorita de Fifí, a ver si deja de escupirme... y esa bufanda es para ti, yo tengo otra, las hace mi madre.


- ¿Para mí? Dale gracias a tu madre, tiene los colores de Hufflepuff, y es de marca, pone la cK de Calvin Klein, le habrá costado un ojo de la cara...


- ¡Qué va! Ella copia todo lo que ve, está hecho a mano, no la mojes mucho o encogerá hasta parecer la bufanda de un dedo.

Zanky abrió el último regalo, era un paquete ligero y bien envuelto. Lo abrió y sacó una sábana blanca.


- ¿De quién será esto? Es una sábana como de hospital... – Zanky estaba muy extrañado de aquel regalo, leyó la tarjetita que tenía dentro “Tu padre me la prestó a mí antes de morir, ya es hora de que te sea devuelta”.


- No, no es de hospital, parece más bien un mantel... o una túnica griega de época, ¿tienes algún pariente griego? – Ron estaba sacando teorías, probablemente producto del sueño.


- Pues no.... a ver... cómo se pone esto... ¿así?


- No, así no se te ve, tendrás que engarchártela del hombro y.... – La cara de Ron palideció – Zanky, o estás más flaco de lo que recordaba o eres invisible... creo que no volveré a quedarme una noche sin dormir nunca más, veo visiones.


- ¡Ostris! Es cierto Ron, no se me ve, soy invisible, es una sábana invisible, ¡wau! Quién me lo habrá mandado...


- ¡Déjame probarla! – al levantarse Ron puso en marcha la maquinilla de cortar pelo de Jermayoni y tropezó con el cable. Ron cayó al suelo y la máquina le hizo un trasquilón en la mitad del flequillo. – No, no, nooooooo, justo este año que no me han regalado gorritos. ¿Por qué soy tan especial?

Zanky escondió la sábana donde nadie pudiera encontrarla, en el cajón de la ropa interior de Ron, no querían que nadie la viera, sino ya no la podría usar con total libertad, era un secreto. Los dos bajaron a comer después de pasar la mañana jugando a que eran Jana y Jermayoni. Al llegar al Gran Comedor vieron que había poca gente, distinguieron a los gemelos, uno sentado en la mesa de Ravenclaw con un libro entre las manos y el otro en Slytherin usando la bufanda nueva como látigo, también estaba Dracon recorriendo las mesas desesperado, buscando quién sabe qué. Había cientos de platos con todo tipo de comidas, de dulces a saladas, habían asados, pavos, lasañas, canelones, lentejas, pizza, bombones, tartas, helados...

Se sentaron en la mesa de Hufflepuff junto a Charlie, que les ofreció distintos tipos de dulces.


- Tomad, están buenísimos, estos huevos Kinder son de chocolate, los estrellas contra algo y de dentro sale un regalo, puedes encontrarte de todo, una vez me tocó una snitch de bronce, son muy caras – Charlie le dio un huevo a Zanky, era pesado y grande, como un huevo de avestruz – estámpalo contra algo.

¡Plaff! Zanky estrelló el huevo contra la cabeza de Ron, como Dudley hacía con él en con los huevos de pascua.


- ¡¡¡DIOS COMO DUELE!!! ¿Pero qué haces tonto del bote? Ains...... – Ron tenía una lagrimilla fuera de cada ojo.


- ¡Oh! Lo siento... no sabía que hacía daño... pensé... pensé que era más blando... – Zanky comprobó el objeto que había caído al sueño mientras comía un trozo del huevo estrellado contra la cabeza de Ron, era un elefante de plástico de juguete, no valía la pena agacharse por él, apenas tenía valor.

Una mano asomó por detrás y se llevó el elefante, era Dracon, que tenía una cestita llena de las chorradas que regalaban los huevos, iba por las mesas recogiendo esos objetos, y parecía que disfrutaba con ello, con esa cestita tenía un aire a Heidi corriendo feliz por los Alpes.

Al terminar de comer, Zanky y Ron bajaron a la sala común, por los pasillos los fantasmas cantaban villancicos y los retratos bailaban. Al llegar dijeron la contraseña “melocotón en almíbar” al caballero del retrato y se movió tras felicitarles las fiestas.


- ¡Anda calla y mueve el culo! – Ron cada vez perdía la paciencia con más facilidad, parecía que se juntaba mucho con Jermayoni.


- Oiga jovencito, un respeto, que yo me he callado lo de tu calva... – El retrato se retiró dejando que los dos alumnos entraran en la sala común.


- ¿Lo has notado? Pensaba que me había hecho bien la cortinilla, buaaa – Ron entró corriendo a mirarse a un espejo para peinarse de forma que no se notara el desastre.

Pasaron la tarde enviando loros a sus amigos, Tita contaba en un mensaje que había tenido que ir a Hogsmeade, el pueblo próximo al castillo, para comprar reservas de harina, y que hacía un frío que pelaba, estaba pensando en ponerse manga larga y todo.

Al anochecer se fueron a los dormitorios, Zanky no podía dormir, no como Ron, que fue acostarse y comenzar a hablar en sueños con una tal “señora patata”. Zanky no podía quitarse de la mente una idea tentadora, podía usar la sábana invisible para investigar sobre Xena Flamel, podía ir a donde quisiera, todo Hogwarts estaba abierto para él siendo invisible. Decidió ponerse la sábana y salir de la sala común, fue dos pisos hacia arriba, entró en la biblioteca y encendió un candil, ahí estaba, La Sección Prohibida.

Abrió la verja que separaba la sección prohibida del resto de la biblioteca, ahí estaban todos los libros que los alumnos no podían ver sin permiso de un profesor. Buscó por los estantes con el candil en una mano y tapado con la sábana. Buscaba libros sobre personajes famosos, había muchos, decidió abrir “Orígenes andaluces de los magos”, la tapa era de cuero negro y tenía mucho polvo, abrió el libro por la mitad y las páginas gritaron “¿Ande va xiquillo? ¿Pa qué quiere leeme? A ve, cuéntame qué busca que yo me entere quillo, que estoy má anticuao que la momia de Tutacamo, nunca me abre nadie, eto de sé un libro es mu aburrio, a vé, pá qué carajo que despierta si pué saberse”, Zanky se asustó y tiró el candil al suelo incendiando algunos estantes, el grito del libro había llamado la atención de Vitch, que entró a la Biblioteca por los ruidos.


- ¿Hola? Esto... si hay alguien mejor que se vaya a dormir, es tarde, tranquilo, no diré nada... ¡Fuego! ¡Fuego! Fffff – Vitch salió en busca de un cubo de agua, a la vez que Zanky salía corriendo bajo la sábana en dirección desconocida.

No sabía dónde estaba, esa zona del castillo no la conocía y además estaba muy oscuro. Oyó unos pasos y se tapó la boca, parándose en seco frente a Lucius Malfoy, que iba con pijama de Loreal “Porque yo lo Valgo”, con rulos en el pelo y la cara cubierta con una capa blanca de alguna crema nocturna. El profesor andaba por el pasillo como bailando, tarareando “Ai mami que será lo que tiene el negro” en voz baja.

De lejos se acercaron los pasos rápidos de Vitch, al oírlos el profesor Malfoy dejó de cantar y se puso serio, justo cuando Zanky pensaba que no podría aguantarse más la risa.


- Profesor, profesor – Vitch parecía asustado – la biblioteca, está en llamas, alguien le ha prendido fuego a la sección prohibida.


- ¿Qué? Voy ahora mismo, avisa al 112, que vengan los del CSI.

Los dos salieron corriendo hacia la biblioteca. Zanky decidió esconderse dentro de un aula vacía hasta que pasara el peligro. En esa sala iluminada por la luz de la luna no había nada, salvo un espejo grande y antiguo. En su marco plateado, arriba, ponía “Otalp led redop oredadrev le sárev íuqa, oagnirP”. Zanky se acercó al espejo, ahí había algo, en el reflejo.


- ¿Nafa? – Fue un acto reflejo, Zanky estaba viendo su reflejo, pero había algo con él, algo que no existía en esa sala.

Detrás de Zanky veía un plato repleto de magdalenas, deliciosas magdalenas con virutas de chocolate negro. Hacía tres horas que Zanky había cenado, se sentó a contemplar hipnotizado esas deliciosas magdalenas que flotaban encima de ese plato de acero...

Pasó frente al espejo horas y horas, con la boca abierta y babeando. Un ruido sonó muy próximo a la sala, se oía el aleteo del murciélago Igor al acecho. Zanky se resbalo con las babas que había en el suelo, pero se puso en pie y se cubrió de nuevo con la sábana invisible para salir hacia la sala común.

- ¡Ron! ¡Ron! Tienes que venir, he visto una cosa increíble, despierta – Zanky sacudía a Ron en su cama.


- No, no quiero señora patata, ese lacasito es mío, lo vi primero... ¿eh? Zanky, déjame, son las cuatro de la mañana, tengo sueñzzzzz

Ante la negativa de Ron Zanky se echó en su cama, esperando que fuera de día para contarle todo a Ron.

Al día siguiente Zanky tiró de la cama a Ron, que seguía negándose a levantarse.


- O te levantas ya o te rapo al cero mientras duermes, tú verás – Zanky tenía ganas de contarle todo a Ron.


- Ta bien, ta bien, jo, mira que eres... – Ron se levantó dejando a un lado su peluche del Oso Yogui. – Esto es... nah, que alguien me lo ha metido en la cama, seguro – Ron comenzó a parpadear – no es mío ¿eh?.


- Ya, ya, claro, vístete, te espero abajo para contarte todo.

Cuando Ron bajó, después de que Zanky tuviera que subir dos veces más a volver a despertarlo, se sentaron en un rincón tranquilo de la sala común, junto a una chimenea. Zanky le contó todo lo de la noche anterior, no había conseguido nada sobre Xena Flamel, pero tenía un espejo que era increíble, decidieron ir los dos la siguiente noche para verlo de nuevo y enseñárselo a Ron.

Zanky apenas comió ese día, su mente estaba aún frente al espejo, contemplando la majestuosidad de las magdalenas en ese plato plateado. Ron intentaba animarle para que jugara, pero no quería, las horas le parecían eternas.

Al fin llegó la noche, Zanky y Ron salieron bajo la sábana invisible de la sala común. Zanky no sabía exactamente donde estaba situada la sala del espejo, pero no podía estar muy lejos de la biblioteca. Después de recorrer varios pasillos y de que Ron no se dejara de estrellarse contra todo por culpa de sus parpadeos, encontraron el aula con el espejo dentro.

- Mira Ron, ponte frente a él, verás las magdalenas.


- No... no son magdalenas es... es... ¡señora patata! Mira Zanky, es señora patata sobre un plato gris, me está saludando, es genial – Ron parecía tan feliz que parecía que no le importara que se estuviera llenando los calcetines de las babas de la noche anterior.


- No... anda quita, quiero ver las magdalenas, ¡quita!


- Que no, déjame, que apenas me acabo de poner – Ron empujaba a Zanky.


- ¡Que te quites! Lo descubrí yo, es-mi-tesorooooo – Los ojos de Zanky parecían los de un loco psicópata, pero Ron no se rendiría fácilmente, iba a usar su arma más poderosa, la que siempre le daba la victoria en casa.


- Buaaaaaa, yo quiero máaaas – Ron comenzó a llorar y a patalear el suelo, pringándose más de babas.


- ¡Calla! Nos van a descubrir.... vienen pasos, vámonos, nos van a pillar, ponte la sábana y por lo que más quieras, deja de parpadear.

Aquella noche llegaron a salvo a la sala común, Ron se durmiendo enseguida, soñando con la señora patata y abrazado a su peluche del oso Yogui. Zanky aquella noche tampoco durmió, sus ojos estaban rojos y él de muy mal genio. El día siguiente se lo pasó sólo la mayor parte del tiempo, Ron le había pedido que por favor no volviera a ver ese espejo.


- Zanky, en serio, deja de ver ilusiones en un espejo que no te da nada, no vale la pena, me da mucho yuyu eso, y no quiero que ese espejo signifique más para ti que yo... – Zanky lanzó a Ron un huevo Kinder, estrellándolo contra su cabeza – ¡Ai! Desde luego, qué asqueroso eres, a este paso no te casarás en la vida.

Zanky estaba esperando ese momento, era de noche otra vez, momento para subir hasta el aula del espejo de Otalp, se puso la sábana por encima y encontró sin problema el espejo. Estuvo un buen rato mirando su reflejo con el plato de magdalenas cuando oyó algo extraño, un quejido salía del espejo.


- Me cachis en las chispas de las varitas, jovencito, ¿es que no piensas irte a la cama?


- ¿Pu-puedes hablar? – Zanky se levantó, estaba hablando con el espejo... o con el plato.


- Claro, como tú bonito, ahora, si no te importa, ¿podrías retirarte un poco del espejo?


- Si, claro... – Zanky dio unos pasos hacia atrás y el espejo se movió hacia él.


- Gracias – de detrás del espejo salió Albus Dumbledore, con el pelo de diferentes colores, como un arcoiris - ¡Oh! Esto son unas mechas... fui a la peluquería que me recomendó Tita Hagrid, pero sólo pedí que me cortara las puntas, en fin. Bien Zanky... ya has descubierto mi secreto... sí, eso es, llevo mucho tiempo ocultando esto, demasiado, creo que ya es hora de salir a la luz... soy vergonzoso. Sí si, no te extrañes, lo soy, lo soy, he estado una semana evitando a la gente sólo para que no vieran mi nuevo look, pero en fin, no puedo estar así eternamente ¿no? Y ahora dime Zanky... ¿cuál es tu secreto? ¿para qué vienes aquí por las noches?


- Nada... es que... me he perdido – Dumbledore puso cara extraña – tres veces.


- Comprendo, comprendo, jovencito, que no te engañe mi... – Albus Dumbledore miró el espejo y no separaba la vista de él – mi pelo de arco iris, son canas lo que hay debajo del tinte, tengo mucha experiencia Charlie, yo podría ayudarte a ser más musculoso, acércate con ese plato, te enseñaré cómo se lanza y... – Dumbledore apartó la mirada del espejo, volviendo a la realidad - pues eso Zanky, sé que has venido estas noches porque deseas lo que hay en el espejo de Otlap. El espejo muestra lo que más deseas, y te lo sirve en un plato, tal cual, es un misterio que el plato acompañe todos los deseos, y es el plato el que hace que tus deseos se conviertan en puros vicios, es el poder del plato, no dejes que te haga su esclavo, sólo una persona lo suficientemente fiera y valiente es capaz de ver el espejo y sólo ver el plato flotando. – Dumbledore se puso una mano para evitar doblar la vista hacia el espejo – Zanky, este espejo te consumirá como ha consumido a muchos magos a lo largo de la historia, nada de lo que veas aquí es cierto, esto es peor que la telebasura muggle. El espejo de Otlap será trasladado a un lugar distinto, por favor, no lo busques...

Dumbledore se dirigió hacia el espejo, se puso a un lado y comenzó a empujarlo hacia la puerta.


- Bien, me lo llevo a su nuevo hogar, por Merlín como pesa... se ve que lo has engordado, anda Zanky, duerme, te vendrá bien.


- Profesor...


- ¿Si Zanky?


- ¿Qué ve usted en el espejo?


- ¿Yo? Em, pues veo... veo... – Dumbledore enrojeció un poco – veo un plato de lasaña, me encantaba la lasaña que hacía mi abuela.

Zanky hizo caso al director y salió con su sábana en dirección a la sala común de Hufflepuff, mientras Dumbledore seguía empujando el espejo por los pasillos.

8 comentarios.

  1. Unknown says:

    Este es larguillo, estuvimos dos días para hacerlo hasta las tantas de la noche, pero está genial, lo que nos reimos con algunas partes...

    Comentad por fis :)

  2. Anónimo dice:

    jo, me encanta, se nota que os lo curráis :P
    qué buena la parte de Dumbledore con su pelo arcoiris xD
    Me cae bien Vitch ;D

  3. Bettynet dice:

    Si es que es una detrás de otra... me he reido con tantas cosas que no sabría ni por donde empezar :'D

    Tita subiendo a Jermy al arbol, Albus invitando a todo el cachas que se presente a su despacho, Ron y su mala pata... genial, de verdad :D

    Y Albus cambiando el espejo de sitio el mismo!! :D

  4. Anónimo dice:

    ¡Jajaja! xD ¡Como me encanta Dumbledore! (viejo y debil? xD) ¡Qué escusa!
    Y cuando miró a Charlie en el espejo! xD No pudo estar más bueno!!!

    Sigan asi chicos!!!

    BeSiToS...!

    sofidepotter

  5. Anónimo dice:

    jajaj me muero a ver si me sacais a dumbi del armario que lo pide a gritos!! y Jana esa andaluza increible!! me encantan los andaluces!!


    Bueno y los gemelos separados..el malo y el estudiosos?? como cambio el cuento jjajaja

  6. Anónimo dice:

    ¡¡Espectacular!! Buenísimo, me encanta Dumbledore y Jermayoni, la parte de Malfoy en pijamas!!! jajaja!!!
    Creo que demoran tanto en redactarlo, porque deben reír mucho pensando en todas las alternativas, ja!! imagino lo que dejan de lado!! después tienen que hacer un "detrás de la escritura" en video... sí!! háganlo!!!
    sigan, sigan, sigan!!

  7. Anónimo dice:

    Dracon me preocupa u.u' pa mi que zufre un trahtono bipolar der "zindromededióhenéh" y un clarízimo "culoveoculoquiero"

    er dumbledor tiene mah plumah qu'una fabrica almoháh

    y la jerma, ozea, mi zuper amiga, eh la máh mona y la mah enrrollá der cole.

    brindemoh con aniseteh pa celebráh la naviá! hip!

    Jana
    (Mia, dedicado a zanca)

  8. Gaby dice:

    jajjajajajja que bueno estuvo! xD

    jajjajaja geme ya se porque Zanca no quiere que sigas comentando xDD mori jajjajajaj xDDDD..

    el peluche no es de Ronnie eh?? no crean xD.. y la pijama de Lucius "Porque YO lo vago" xD

    Buenisimo chicos! les quedó genial este capitulo...

    PD: que alguien le de trabajo a mi geme en el fic.. que parece mas geme de Jana que mi geme xD

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