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14 abril 2014
Capítulo 1: DUDLEY
ATONTADO
Era un verano muy caluroso en todo el país. Zanky había
estado revisando toda la casa en busca de esos paquetitos de galletas que
casualmente aparecían desde hacía un par de semanas. Se había encontrado
galletas bajo su almohada, en el alfeizar de la ventana, bajo el sofá… pero
aquel día no encontraba ninguna, y eso le ponía de mala leche. Sobra decir que
sabía perfectamente que Tita Hagrid estaba detrás de esto, pero Zanky no sabía
cómo lo hacía, porque no la veía desde final de curso, cuando se despidió de
ella en la estación de trenes de Hogsmeade.
El mal genio de Zanky no se debía únicamente a la ausencia
de galletas, llevaba sin saber nada de nadie desde hacía más de un mes. Él
había visto como el malvado Voldiport volvía a tener cuerpo, había regresado, y
en ningún lugar aparecía esa noticia, ni siquiera en El Profeta. Y sus amigos,
Jerma y Ron, parecía que le escribían mensajes en clave, transportados por
loros de colores pardos muy feos.
“Zanky, estamos en un sitio que no te puedo decir, con gente
que no te puedo decir y haciendo cosas que no te puedo decir. Te mando este
mensaje para ponerte al día. Feliz verano.
Ron Weasley”
“Hola Zanky. No falta mucho para que podamos vernos. Por
aquí todo fatal, me están obligando a limpiar una casa antigua que ni siquiera
tiene spa, ¡esto es horrible!.
Sólo decirte que estamos preocupados por Tita, hace dos
semanas se fue a comprar el pan y no ha vuelto, se llevó a Fifí, pero ella
tampoco ha aparecido. Creemos que la ha secuestrado quien-da-yuyu-nombrarlo
para sacarle información. La señora Weasley sólo espera que no les diga cuál es
el ingrediente secreto de la masa de las galletas. Aquí están todos muy locos.
Besis: Jermayoni”
Zanky estaba ahora en el jardín, oyendo como sus tíos
comentaban un concurso de la televisión.
- – ¿Capital de Portugal? – preguntó el presentador.
– –¡Canadá! ¡Viena! ¡Austria! ¡Londres! ¡Mónaco!
–Respondía apresuradamente tío Vernon acercando su enorme rostro a la pantalla.
- –¡Lisboa! Bieen, siguiente pregunta… - decía el
presentador, con una musiquita alegre.
- –¡Lisboa! ¿Ves Petunia? Me la sabía…
Zanky estaba mirando entre los rosales cuando se oyó un
fuerte ronquido muy cerca. Tan potente fue que hizo saltar la alarma de varios
coches. Varios vecinos, incluidos los Dursleys, se asomaron a sus ventanas para
ver qué sucedía. A Zanky todo aquello le pareció muy extraño, pero decidió ir
a dar una vuelta al parque porque sino seguro que sus tíos se inventaban una
excusa para hacerle responsable de aquel misterioso ruido.
El parque estaba desierto, eran las 6 de la tarde y el sol
apretaba con fuerza, por lo que aún no había niños jugando. Zanky se sentó en
un banco, todavía malhumorado y sin merendar, y vio a su primo Dudley volver
del trabajo. Iba vestido con un disfraz de pollo, lleno de plumas amarillas,
con halitas y patas naranjas. Su rostro asomaba por la apertura del pico. Iba
sudando a más no poder.
Zanky sabía que sus tíos no sabían que su hijo estaba
trabajando en el supermercado. Lo hacía porque había una chica que le gustaba.
Zanky no entendía ese comportamiento, pero no había dicho nada a sus tíos para
tener una excusa a la hora de evitar que le diera una paliza. Pero hoy estaba
enfadado y tenía ganas de pelea.
-¡Eh! Pollito, ven, pollito pollito pollitoooo…
- Calla Zanky, me voy a casa.
- El amarillo no te sienta nada bien ¿eh? –bromeó Zanky-
Tienes mucha pluma, Dudley, no me mires con ojos golosones, jajajaja. ¿Cuándo
pones los huevos? ¿Cuándo digievoluciones a gallina? JAJAJAJAJAJA, qué chispa
tengo…
-¡¡Para ya o… o… -Dudley agarraba a Zanky por el cuello de
la camiseta, pero se detuvo al notar lo que sucedía.
Sobre ellos comenzaron a acumularse nubes de tormenta,
taparon el sol y se levantó un aire frío junto a niebla oscura. Zanky sabía qué
significaba eso. De pronto hacía frío, y se sentía triste. Dudley también lo
apreció, miraba asustado a su alrededor. Zanky sabía que los dementores
aparecerían pronto, de modo que sacó su varita del bolsillo, pero Dudley le dio
un golpe y la lanzó a varios metros de ellos.
- –¡Deja de hacer eso! –gritó Dudley, asustado
dentro de su traje de pollo.
Zanky ya oía a los dementores, su respiración profunda se
les acercaba.
- –Dudley, ¡corre!
Pero ya era tarde, Zanky vio como un dementor, huesudo y con
una larga capa negra descosida, sujetaba a su primo y le absorbía la felicidad.
Vio como otro se dirigía hacia él con la misma intención, y no podía alcanzar
la varita a tiempo.
- –¡No! ¡Noooo!
Notó como el otro dementor absorbía su felicidad, no podía
escapar. Y de pronto…
- –¡¡¡CONGUIIII!!! ¿Cómo están mis demins
favoritos? ¡Venid, dadme un besito! … ¿Pero dónde vais? Esperad, esperad que
hace mucho que no os veo, Congui, ¡CONGUI! –Los dementores habían salido
corriendo al ver a Tita de lejos y la gala fue incapaz de alcanzarlos.
Zanky, al verse libre del dementor, se envalentonó, agarró
la varita y lanzó un hechizo Expectro Patronum. De su varita salió un destello
de luz plateada que fue transformándose en una ardilla de la edad de hielo.
- –Eso, huid, huid, ¡y no volváis! – les gritaba
Zanky a los dementores, haciéndose el chulito – Dementores a mí… ¡JÁ! ¡Osplás
que vuelven! Ah no…
- Hay que ver qué trabajadores son que ni pierden
unos segundos en saludarme, con lo bien que lo pasamos cuando estuve a Azkaban…
-dijo Tita, al alcanzar la posición de Zanky-. Ui, qué calor está haciendo de
pronto.
Con la huída de los dementores las nubes y la niebla habían
desaparecido, y volvía a hacer un calor infernal. Zanky se recuperó un poco,
pero su primo Dudley parecía muy afectado, tenía mirada de loco.
- –¡Tita! ¿Qué haces aquí?
– –¿Yo? –dijo, mientras amasaba en un bol la masa
de las galletas- Nada, estaba dando una vuelta.
Fifí se reunió con ellos, tenía cara de haber dormido poco.
- –¿Dando un paseo? –cuestionó Zanky- ¡si vives en
Hogwarts! Hay cientos de kilómetros desde allí.
- –Bueno, mira a Forrest Gamp, también estaba dando
un paseo y se recorrió América. ¿Qué pasa? Las galas andamos mucho, de toda la
vida. Mi tataratataratatatara abuela se hizo el camino de Santiago diez veces
sin parar, dando la vuelta al mundo, la llamaban “la del camino de Santiago”…
sí, lo sé, las galas somos muy originales poniendo motes. Por eso a mí me
llaman “la tataratataratataratatara nieta de la del camino de Santiago”, pero
me llaman Tita. – Zanky la seguía mirando raro- Vale sí, te he estado vigilando
¿y qué? Dejaron a tu vecina la señora Figg vigilándote, ¡si no sabe hacer ni
una triste torta!, no no no, eso no podía ser. De modo que vine a… digamos… a
“reemplazarla”, la amordacé y la até, ahora está en su sótano durmiendo tan
ricamente. Te he estado dejando galletas, no sé si lo habrás notado, pero se me
habían acabado y estaba haciendo más, dejando a Fifí de guardia. Pero la muy
perezosa se ha quedado dormida en su turno. Suerte que te habías topado con los
dementores, que son un amor, sino podrían haberte secuestrado los malos – Tita
se giró hacia Dudley, que a duras penas conseguía ponerse en pie- ¿éste es tu
primo?
- –Sí, bueno… viene de trabajar.
- –¿Qué trabaja y todo? A Fifí le está costando
mucho encontrar trabajo. ¿Ves Fifí? El primo de Zanky es un pollo, adoptado,
como tú.
- –No, Tita… no es un pollo, es…
- –Se nota que está bien alimentado ¿eh? –Tita no
escuchaba a Zanky- Madre mía, qué tamaño, ¡mucho más grande que los pollos de
Hogsmeade! Y qué plumaje más bonito, oyoyoyoyoi, si parece de tela y todo. Y
sin pañal ¿controla bien la caca o tenéis que poner periódicos por el suelo?
- –Tita, vámonos, Dudley no se encuentra bien, hay
que llevarlo a casa.
- –Sí, sí, claro, con tanta calor… el pobre estará
sudando como un pollo… -Zanky se rió, pero Tita parecía tomárselo en serio.
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