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02 junio 2014


Capítulo 5: LA ORDEN DEL PAVO



    Molly estaba terminando de hacer la cena, mientras el resto ayudaba a poner la mesa. Zanky tenía mucha hambre.

-          ¿Si tu madre era gitana… -dedujo Zanky- ¿tú eres gitano, Siriito?

-          Sí, más o menos… -reconoció- esta es mi casa, pero la he cedido a la Orden como cuartel general, es lo mínimo que puedo hacer, sniiif, qué inútil soy, sniiiif.

-          Pues sí… -lo consoló Zanky- ni siquiera has tenido la decencia de limpiar, dejas que los invitados estén aquí rodeados de mierd…

-          ¡ZANKY! –le advirtió Molly, que estaba batiendo unos huevos- Esa boquita…

-          Ah, lo siento –dijo, y se limpió restos de chocolate de las magdalenas que tenía en los labios.

    Al fin estaba la cena lista. Pollo crujiente con patatas asadas, panecillos con salsa de tomate, y de segundo tortilla de jamón y pata de cordero en su salsa. El postre era una sorpresa. Estaban ya empezando a cenar cuando oyeron gritos en la calle.

-          ¡ABRIDMEEEEE! ¡QUE ME ABRAIS HE DICHO! –la voz de Tita hacía incluso vibrar los cristales de las ventanas.

Todos los presentes palidecieron, se miraron unos a otros.

-          ¿Qué hacemos? –dijo Lupin, asustado.

-          ¡QUE ME ABRAAAAAAAIIIIIIS! QUE NO ME ACUERDO DE CÓMO SE ENTRABA EN EL CUARTEL GENERAAAAAAAL.

-          ¡Va, deprisa, que se va a enterar todo el vecindario! –dijo Tonks, con una mano en el cuello.

-          Lo echamos a suertes –sugirió Bill.

-          ¡¡QUE SOY TITAAAA!! ABRIDMEEEEEE.

-          Por el amor de Merlín –dijo Molly- Ya me encargo yo. Tanto auror tanto auror y tiene que ir la cocinera a abrir la puerta…

    En la calle Tita estaba en la acera, con Fifí al lado. Parecía muy enfadada y tenía algunas cagarrutas de aves por la cabeza. Algunos vecinos se asomaron a los balcones ante el jaleo que provocaba.

-          ¡¡QUE ME ABRAAAAAAAAIS!! Hombre, ya era hora Molly –dijo, cuando Molly abrió la puerta para que entrara.

-          Pasa, deprisa, que no te vean.

-          ¿Ahora me metéis prisa? Qué gentuza.

-          Pues sí Tita –dijo Molly cerrando la puerta, acompañó a Tita por el pasillo- son una gentuza, dejarte allí sin decirte nada… ya les he echado la bronca.

-          Pues ahora se van a llevar otra y más gorda. A ver, ¿dónde están los traidores?

-          En la cocina, cenando.

-          ¿Perdona? ¿Que están cenando sin mí? Oyoyoyoyoi, esto me duele más que que me dejaran tirada.

    Tita entró en la cocina, arremangándose.

-          A ver, ¿quién ha sido el listo que ha ordenado que os llevarais a mi Zanky sin avisarme?

    Nadie contestó, parecía que todos tenían la boca llena. Molly miró a su izquierda, con una sonrisita traviesa en la boca.

-          Pues quién va a ser, Tita. ¡La Jerma!

    Jermayoni soltó su cuchara y abrió mucho los ojos.

-          ¿Qué? ¿Yo? No, no, yo no he ordenado nada, o sea.

-          La Jerma, cómo no –dijo Tita, acercándose por detrás- Sieeempre la Jerma, ¡qué envidia me tiene!

    Tita abrió un estante de la cocina y sacó dos cuencos que llenó con algo de pollo y arroz.

-          Vosotros dos, ya sabéis que los animales no comen en las mesas –dijo, dirigiéndose a Sirius y Remus y dejando los cuencos en el suelo- aquí tenéis la cena.

-          ¡Pero Tita! –protestó Remus.

-          ¡Al suelo he dicho! Deja tu asiento para las personas. Fifí, siéntate en la mesa, vamos a cenar.

    Sirius y Lupin estaban tan acobardados que hicieron caso y se sentaron en el suelo a comer. Fifí y Tita ocuparon sus asientos.

-          Qué gentuza, dejarme ahí tirada… he tenido que venir volando con el paraguas volador lentorro de mi prima Mary Poppins, me he perdido varias veces y he tenido que preguntar a los pájaros, que me han liado aún más… Desde luego… qué puñalá trapera me habéis dado… pero esta te la guardo, Jerma, la venganza es un plato que se sirve frío, y yo soy una experta en los platos fríos… mmm , Molly, qué buenas están las patatas asadas, pero te has pasado un poco con la sal ¿eh?

-          No Tita, está en su punto –corrigió Molly.

-          Te has pasado, te lo digo yo que tengo un paladar exquisito. Pero no pasa nada, no todo el mundo es tan buena cocinera como yo. A partir de mañana me encargaré yo de las comidas, que se me da mejor.

-          ¡De eso nada! De las comidas me encargo yo, tú si quieres me ayudas –protestó Molly.

    Zanky apenas prestaba atención a lo que ocurría, estaba centrado en su cena. Tonks estaba cambiando su aspecto para entretener a Ron, que se reía como un niño pequeño cada vez que la chica cambiaba el color de su pelo y hacía que las orejas le crecieran. Tita se fijó en ella y la miró con curiosidad.

-          Yo también sé hacer eso.

-          No Tita, tú no eres metamorfomaga.

-          ¿Y qué sabrás tú lo que soy o dejo de ser? Ya verás ya… solo hay que concentrarse y hacer fuerza… a ver… -Tita cerró los ojos e hizo fuerza con todo su cuerpo, se puso roja y de pronto…

    Prrffffffffffffffrrrrrrrrr.

    El olor del pedo de Tita inundó la sala.

-          Qué calor hace de pronto ¿no? –dijo Molly disimuladamente, abriendo las ventanas de la cocina.

-          He estado a punto, dejad que lo intente otra vez –Tita volvió a apretar los ojos y a hacer fuerza.

PfffffffRrrrrrrrrfffffrrrrrssssssh.

    Fifí se levantó enfadada y salió de la cocina, el resto intentaba taparse las narices con las servilletas.

-          ¿Qué? ¿Ya tengo el pelo azul?

-          Ui sí –dijo Tonks- Mira, parece que tienes un mechón un poco menos… pelirrojo…

-          Ya practicaré más.

-          Sí, sí, ahora a cenar por Merlín. Ojú, qué asco…

-          ¿Ves Molly? No les gusta, estaba salado, te lo dije.

    La cena continuó con relativa normalidad. Mientras Tita y Molly preparaban a empujones el postre Zanky quiso saber cosas.

-          ¿Qué hay de postre? –preguntó.

-          Lo que Zanky quiere saber… -dijo Jermayoni- es qué ha pasado estos meses.

Sirius se sentó en una silla sin que Tita se diera cuenta.

-          El-que-da-yuyu-nombrarlo se está moviendo sniiiif, y el Ministerio de Magia dice que son invenciones de Dumbledore y tuyas.

-          ¡Oye! –protestó Tita- Que yo también lo vi.

-          Sí, pero el Ministro no confía en la palabra de una gala menopáusica y desquiciada –respondió Jermayoni.

-          Pues nada, otro al que meter en mi lista negra… si es que no doy abasto…

-          Los de La Orden del Pavo nos estamos moviendo para informar a la gente y…

-          Sobre todo tú Sirius –dijo Molly, son ironía-. Es mi churri Arthur el que está haciendo todo el trabajo, informando a la gente de confianza del Ministerio. El otro día, por cierto, se encontró con la prima de la Nati, ¿cómo se llamaba…?

-          ¿La Sarini? –preguntó Tita mientras batía un huevo.

-          No, la coja no, la fea…

-          ¡Ah! La Sarmiento.

-          Sí, esa –confirmó Molly- y le dijo que estaba saliendo con el hijo de la pescadera de Hogsmeade.

-          ¡Pero si tiene sólo 23 años! Oyoyoyoyoyoyoi –se indignó Tita- será loba lagartona la muy asaltacunas…

-          Como iba diciendo… -interrumpió Sirius.

-          Sí, sí… -continuó Tita- los grises y El Profeta ponen verde a Dumbledore y a mi Zanky llamándoles dementes y mentirosos. Por cierto Molly, cuando estaba en el baño vi una receta en El Profeta de un pastel de limón con nueces que tenía una pinta…

-          Lo hice hace dos días, pero no sé… no me convenció, demasiado dulce para mi gusto.

-          Eso es que no sabes, seguro que te pasaste con el azúcar. Ya lo haré yo un día de estos y verás la diferencia…

-          Vamos a ver si nos centramos, o sea –Jermayoni estaba perdiendo la paciencia- Que Zanky quiere saber qué pasa.

-          ¿Pero Voldiport no ha hecho nada contra las pastelerías no?

-          No Zanky, tranquilo –dijo Lupin- de momento no ha hecho nada “oficialmente”.

-          Se ha cargado a varios pero no sale en las noticias –apuntó Sirius.

-          Claro, porque el Ministro cree que fueron accidentes, como si ahora la gente se afeitara con espadas –dijo Tita-. Y luego está lo de Dumbledore…

-          Sí, qué fuerte… -comentó Molly, moviendo la cabeza.

-          ¿Qué pasó con Dumbledore? –preguntó Ron.

-          El Profeta va contra él, quiere desacreditarlo como sea y…

-          Le hicieron fotos saliendo de un club de streeptess masculino –interrumpió Tita- con unas pintas… oyoyoyoyoyoyoi, le dije que esa no era una forma segura de celebrar su cumpleaños.

-          Eso sí, los chicos estaban de toma pan y moja –dijo Molly, sonrojándose.

-          Ahí tienes toda la razón. ¿Te acuerdas del cachitas morenote pecholobo? Oyoyoyoyoyoi.

-          ¿Y qué pasó con esas fotos? –preguntó Jermayoni, ansiosa- contádselo a Zanky, que lo quiere saber.

-          ¿Está ya el postre? –preguntó Zanky.

-          Las publicaron en portada, enseguida recibió críticas de todos lados y han acabado expulsándolo del Winzengamot, y le han quitado sus títulos honoríficos…

-          La verdad es que no salía muy favorecido con aquel tanga fucsia y las medias negras… -confirmó Tita.

-          El caso es que entre que el Ministerio y El Profeta no se creen lo que pasó y que quien-da-yuyu-nombrarlo se mueve entre las sombras para no llamar la atención… nuestro trabajo es una tarea imposible, nos cuesta conseguir apoyos.

-          ¿Pero por qué lo llamáis así? Llamadlo por su nombre: El Calvi.

    Molly sirvió el postre, arroz con leche casero con canela por encima. Guardaron silencio mientras lo disfrutaban.

Pfffrrrrssssssssffff. Tita había vuelto a concentrarse demasiado.

-          Nada, que no me sale… Molly, haz el favor de cerrar la ventana que mi Zanky tiene frío.

-          No no –dijo Zanky, temblando- Por favor no cierres…

-          Le has puesto demasiada canela, Molly, y el arroz está como muy aguado ¿no? – Tita estaba decidida a quedar por encima de su amiga.

-          Imaginaciones tuyas, Tita, mira qué bien se lo comen todos.

-          Por no hacerte el feo…

    Sirius levantó la mirada, evitando la de Tita. De pronto se puso serio. Carraspeó.

-          Además, Zanky… si tanto interés tienes…

-          Sí, mucho, mucho interés –dijo Jermayoni, inclinándose hacia delante para escuchar bien- Cuéntale, cuéntale…

-          Por lo visto Quién-da-yuyu-nombrarlo va en busca de algo…

    Tita lo miró, apretando los labios. Molly hizo lo mismo mientras recogía la mesa.

-          ¿Algo? ¿Qué? ¡¡CUENTAAA!! –gritó ansiosa Jermayoni mientras Zanky se concentraba en repelar su bol de arroz con leche con la lengua.

-          Algo que antes no tenía, algo peligroso que le hará volver con más poder.

-          ¿Un bolso de Prada? ¿Un Chanel nº5?

-          ¿¿Un arma?? –preguntó Ron, parpadeando mucho por el miedo.

Sirius fue a abrir la boca para responder, pero Molly le dio un capón por detrás.

-          Ya has abierto esa bocaza demasiado, Sirius.

-          Y se ha vuelto a subir a la mesa –protestó Tita- venga al suelo, ¡¡chucho!! Por cierto Molly, la señora Figg te manda saludos.

-          ¿Qué tal están sus gatos?

-          Uff, si yo te contara… están hasta el moño de ella, están deseando que se muera para comerse su cadáver, no te digo más.

-          Normal, si no la aguanta ni su hija, creo que se fue a vivir a Alaska para no verla.

-          A mí me han dicho que se casó con un pingüino cachas –apuntó Tita- Por cierto, Zanky, ¿quieres…?

    Tita se giró hacia el resto de la mesa, y se dio cuenta de que todos se habían ido mientras ellas dos cotilleaban.

-          ¡Será posible! Ni las buenas noches nos han dado…

-          Qué mala gente… siempre hacen lo mismo –dijo Molly, enfadada- lo hacen para que recoja yo la mesa y friegue los platos…

-          Pues nada, no te molesto, me voy a dar un besito de buenas noches a Zanky y a dormir.

-          Pero ayúdame ¿no? Oye, Tita, ¡¡TITAAAA!!

-          ¡¡NO TE OIGO!! –gritó Tita desde el tercer piso.
  

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