- Inicio »
- 4. El Torneo de los 3 Pringaos »
-
El Torneo de los 3 Pringaos [cap.36]
02 febrero 2013
Capítulo 36: Caminos
Separados
Dumbledore se puso en pie con mucho cuidado, aún con una
mano puesta en sus caderas.
-
Lucius –ordenó- llama a Fudge, querrá
interrogarlo.
Mientras Lucius salía del despacho de Ojochungo llegó el
profesor Turno.
-
Genial –murmuró Dumbledore- Tú quédate vigilando
a Barty, ahora vendrá Fudge. Yo me llevaré a Zanky a mi despacho. Vamos Zanky,
ay mi cadera… déjame que me apoye en ti, bonico.
Dumbledore y Zanky llegaron hasta el despacho del director.
Estaba tal cual lo recordaba, las paredes rosas, el pavo real, las plumas rosas
por todas partes… Zanky se fijó en el perro salchicha que había en el suelo,
era Sirius. No tardó en transformarse en mago.
-
¡Zankito mío! –gritó dándole un abrazo.
Estaba mucho más delgado que la última vez que lo vio, le
costaba incluso mantenerse en pie.
-
Hombre, papi Sirius, ¿qué tal?
-
Pues penando mucho, Zanky –confesó sonándose los
mocos de la emoción, estaba llorando-. Apenas me has visitado y llevo todo el
curso en Hogsmeade comiendo las sobras del restaurante de Laurerta, los otros
perros me miraban mal.
-
Bueno, no será para tanto, a mí hoy me han
intentado matar lo menos quince veces –exageró Zanky.
-
¡Pobrecito mío! Y yo aquí hablando de lo
desgraciado que soy, pobrecito, pobrecito –le dio a Zanky unas palmaditas en la
espalda y le besó la cabeza- prrrrffff –se sonó los mocos.
Dumbledore, entre tanto, se había quitado los tacones y se
había puesto unas pantumflas para estar más cómodo, y se había sentado en su
sillón rosa de terciopelo y encajes.
-
Bien, Zanky, cuéntame con todo detalle lo que ha
pasado.
Zanky comenzó a narrar, angustiado, cómo Cosita lo había
utilizado para hacer una poción con Voldiport. Contó también la llegada de los
mortífagos y la cena que se dieron alrededor de la hoguera. Contó la nueva
apariencia de Voldiport y cómo se enfrentaron. Contó cómo sus varitas habían
reaccionado y cómo aquellos fantasmas lo habían ayudado. Contó cómo Tita se
había quedado allí, sola con Fifí, luchando contra tropecientos mortífagos.
-
¡Ah! Y Voldiport ha podido tocarme. Al garete la
protección de mi madre –concluyó Zanky.
-
¡¡TOMAAAAA!! –gritó Dumbledore casi levantándose
de su asiento, con las manos en alto- digo… qué desgracia, qué desgracia…
Los tres se quedaron en silencio. Zanky estaba agotado y
traumatizado, Sirius llorando y sonándose los mocos cada dos por tres, y
Dumbledore apuntando cosas en su diario.
-
Tururururú –el pavo real acababa de despertarse.
-
Zanky –dijo por fin Dumbledore- lo mismo quieres
ir a la enfermería.
-
Pues me vendría bien, sí, me duele todo.
-
Pues vamos. Sirius, ponte en modo chucho.
Dumbledore, Zanky y un perro salchicha salieron del despacho
de Dumbledore en dirección a la enfermería, de donde salía mucho barullo.
-
Si no etá aquí ejque ha muerto Jerma, ¡Sanky ha
muerto! Tenemo que superarlo, ay que m’he quedao vidua, ayyyyyy.
-
Calla niña, me han dicho que está con Dumbledore
–era la voz de Molly, claramente asqueada- y tú, Ron, te he dicho que los
bollos de chocolate son para tu novio, ¡suelta ese!
-
Y dale, mamá, ¡que Zanky y yo no somos gays!
-
Cuando lo diga Danta me lo creeré –en ese
momento entraban Dumbledore y Zanky por la puerta, todas las miradas se
pusieron en el chico- ¡ZANKY! Ay mi Zanky qué mal lo debe haber pasado, muá muá
muá muá muá.
-
Molly, suelta al chico –Dumbledore intentaba
separar a la señora Weasley, que se había abrazado a Zanky y lo estaba
asfixiando-. Ahora necesita descansar, bastante trauma tiene ya con el regreso
de Voldiport.
-
¿¿¿QUE QUÉEEE??? –gritó toda la sala.
-
No pué sé, no pué sé –decía Jana, en murmuros-
eto no pué etá pasando, no pué sé…
Jermayoni se había quedado paralizada y Ron no paraba de
parpadear, nervioso. Molly hacía todo lo posible por obedecer a Dumbledore y no
abrazar más a Zanky, aunque hacía amagos con sus brazos, le costaba contenerse.
-
Me temo que así es –confirmó Dumbledore- pero
dejad a Zanky en paz, necesita dormir, ya os contará todo cuando se haya
recuperado –Dumbledore miró ansioso los bollos de chocolate de Molly- ¿puedo
coger uno?
-
Por supuesto director- confirmó Molly, dando un
golpe en la mano de Ron que también quería uno-, Zanky, coge si quie… -pero
Zanky ya había echado el guante a cuatro y se los iba comiendo mientras se
acostaba en una cama libre.
El perro salchicha se había acostado junto a Zanky en la cama,
estaba taaaan a gusto, pero enseguida llegó la enfermera Pomfrey gritando.
-
¡Perros no, perros no!
-
Tranquila Pomfrey –dijo Dumbledore, sujetando la
escoba con la que la enfermera iba a pegar al perro-, es un perro de confianza.
-
Vale, se puede quedar –consintió la enfermera-
pero en la cama no, en el suelo. ¡Chucho! Baja de la cómoda cama y duerme en el
duro y frío suelo.
El pobre Sirius tuvo que obedecer, lloriqueando.
-
¿Os vais a quedar aquí todo el rato? Quiero
dormir –comentó Zanky.
-
¡Por supuesto! –afirmó Molly- tú cierra los ojos
y duerme, cielo, nosotros nos quedamos por si necesitas algo.
-
Bueno, pues yo me voy –dijo Dumbledore- que me
tengo que poner mis cremas. Ay mi cadera…
Con lo agotado y magullado que estaba Zanky no le costó
mucho dormirse. Pero al cabo de un rato algo le despertó.
-
¿¿¿¿¿¿ Y MI ZANKYYYYYYYYYY???????
Se oía perfectamente a Tita Hagrid por los pasillos de
Hogwarts, subiendo escaleras, derrapando en esquinas. Pareció incluso que se
llevaba a alguien por delante antes de llegar a las puertas de la enfermería
donde Zanky se hacía el dormido. Molly salió en su encuentro fuera, en el
pasillo.
-
Chst, Tita, silencio, Zanky está durmiendo.
-
¿CÓMO ESTÁ MI ZANKY? ¡QUIERO VERLO!
-
Que sí Tita, pero baja la voz que vas a despertarlo
–repitió Molly.
-
NO PUEDO HABLAR MÁS BAJO, ESTOY MUY NERVIOSA.
Abrieron la puerta de le enfermería y Tita fue corriendo a
una cama.
-
¡AY MI ZANKY QUE ME LO HAN DEJADO TUERTO Y SIN
PATA!
-
No Tita –dijo Molly, separándola de la cama-.
Este es Ojochungo, que ha estado secuestrado en un baúl.
-
¿Y MI ZANKYYYY? –repitió Tita.
-
Estoy aquí, pesá –respondió Zanky, desde su
cama.
Corriendo, Tita fue a abrazarlo, apartando a Jermayoni, Ron
y Jana que estaban a su alrededor. Lo tocó por todas partes, asegurándose de
que no le faltaba ninguna parte de su cuerpo.
-
Estoy bien, estoy bien.
-
¿CÓMO VAS A ESTAR BIEN SI TE HAN MUTILADO Y
HUMILLADO DEJÁNDOTE PELÓN? –dijo Tita, gritando, con la cara de espanto.
-
En eso estamos de acuerdo –asintió Jermayoni,
preocupada.
-
PERO TÚ TRANQUILO ZANKY, ME HE QUEDADO CON LA
CABELLERA DEL MELENAS – Tita meneó una larga melena castaña que llevaba en el
cinturón-, A PARTIR DE AHORA LO LLAMARÉ “EL CALVITO”.
Todos se quedaron mirando la melena, impresionados, y Tita
comenzó a narrar su aventura contra los mortífagos:
-
PORQUE SE ME HAN DESAPARECIDO, PERO LES HE DADO
PAL PELO AL CALVI Y TODOS SUS CACHAS, ESE SE ACUERDA DE MÍ, LE HE DEJADO MI
PUÑO GRABADO EN SU MEJILLA –comentaba Tita, orgullosa de sí misma pero
frustrada de que se hubieran desaparecido-. AH, TAMBIÉN LE DE DEJADO SIN NARIZ.
Tita se giró hacia el escritorio de la enfermera, que estaba
mirándola mal por el escándalo que hacía.
-
SEÑORA POMFREY, AQUÍ TE DEJO A MI FIFÍ, QUE SE
HA QUEDADO DESHIDRATADA CON TANTO ESCUPIR A MORTÍFAGOS.
Fifí apareció por la puerta, agotada, con la lengua fuera y
los labios resecos, parecía más un camello que una llama.
-
LOS HA DEJADO A TODOS RESBALADIZOS, ESTÁ HECHA
UNA MACHOTA.
Más gritos se oyeron desde el pasillo. Al poco llegó el
profesor Turno con el ministro de Magia, el señor Fudge.
-
… y no me parece correcto, ¿qué quiere que le
diga señor ministro?
-
¿Dónde está Dumbledore? ¡¡ALBUUUUUUUS!!
-
Chsssssst –les recriminó la enfermera, molesta
por tanto jaleo. Era curioso que mandara a callar al mismísimo Ministro y no a
Tita Hagrid.
Un leve taconeo llegó también por el pasillo, era
Dumbledore, que llegaba con la cara cubierta de una capa de crema blanca. Sólo
le faltaban las dos rodajas de pepinos en los ojos. Iba junto al profesor
Malfoy, impecable como siempre.
-
¿Qué pasa? –preguntó- Lucius me estaba dando una
capa hidratante.
-
El señor Ministro –respondió Turno, con
desprecio- que se ha traído un dementor de guardaespaldas y al ver a Barty lo
ha besado antes de decir ni pío.
-
QUÉ TIEEEERNO –comentó Tita.
-
¡Pero Frudge! –se escandalizó Dumbledore- Esto
es serio, ¡¡Voldiport ha vuelto!!
-
No lo llames así –respondió Fudge-, y no ha
vuelto, estaba claro que a Barty se le había ido la olla.
-
¡Zanky lo ha visto todo! ¿Por qué te crees que
está así de traumatizado? –Dumbledore intentaba convencer a Fudge de la
gravedad del asunto.
-
Zanky es un chico inestable, lo dice Danta
Skeeter, seguro que se lo ha imaginado.
-
¿Y la muerte de Cedric?
-
Un accidente, Dumbledore –Fudge se empeñaba en
que todo estaba bien, restándole importancia a lo ocurrido-. Quitando a Zanky
nadie razonable ha visto nada.
-
OYE, QUE YO HE LUCHADO CONTRA ÉL, MIRA, SU
CABELLERA –saltó Tita, agitando los pelos de Voldiport frente a la cara de
Fudge.
-
He dicho nadie razonable –repitió Fudge.
Tita lo miró mal.
-
¿ME HA DICHO ALGO MALO? –le preguntó a Molly,
sin captar el insulto de Fudge.
-
Todo va bien, Albus, ¿qué te apuestas a que no
ha vuelto? –dijo Fudge-. No pasa nada.
-
Le puedo decir qué mortífagos acudieron –dijo
Zanky- Estaba Severus Snape, Cosita, Rambo…
-
NO, RAMBO SEGURO QUE SE HABÍA PERDIDO… ANGELICO…
-
¡Que no! –repitió Fudge, cabezón.
-
MIRA QUE TE METO, ¿EH? QUE TE METOOO –Tita se
abalanzó contra Fudge, pero entre Molly y Dumbledore consiguieron controlarla.
Dumbledore soltó un suspiro frente a la cabezonería del
ministro de magia.
-
Está bien, está bien Fudge. Haz lo que tengas
que hacer que yo haré lo que deba hacer, nuestros caminos se separan aquí. ¡Ah!
Y una cosita, yo no me fiaría de los dementores, ahora que Voldiport ha vuelto
se pondrán de su lado, como la última vez, y los presos de Azkaban…
-
¡Que no ha vuelto! ¿Quieres apostar? Te apuesto
200 galeones de oro, venga, venga… apuesta.
-
HABLANDO DE GALEONES –dijo Tita- MI ZANKY HA
GANADO ¿NO?
-
¡Cierto!- comentó Fudge, sacando un saco- Toma,
tu premio, 1000 galeones… no los cuentes que no he cogido nada. Te íbamos a
hacer una ceremonia de premiación y todo ese rollo, pero paso, me habéis puesto
de mala leche, ¡todos decís que el-que-da-yuyu-nombrarlo ha vuelto pero ninguno
quiere apostar!
Y dicho eso Fudge se fue de la enfermería, de muy mal humor.
Acto seguido Dumbledore cerró las puertas.
-
Reunión secreta –dijo Dumbledore, y todos los
presentes se emocionaron- Tita, me alegro de que estés bien, ¿en qué estado has
visto a Voldiport?
-
¿AL CALVI? UN POCO DEFORME, Y MÁS QUE LO HE
DEJADO YO, ME HE ASEGURADO DE QUE ESTÉ UNA SEMANA CON LA CARA HINCHADA. ASÍ QUE
TENEMOS UNA SEMANA DE PLAZO HASTA QUE SE ATREVA DAR LA CARA, DUMBLEDORE-
respondió Tita, dando un puñetazo contra la mesita de noche.
-
Perfecto, a ver…
-
VOY A BUSCAR LAS PÁGINAS AMARILLAS A VER DÓNDE
QUEDA SU CASA Y ALLÍ QUE ME PRESENTO EN UNA HORA. NO TE PREOCUPES ZANKY –Tita
dio un silbido- FIFÍ, VAMOS, YA BEBERÁS AGUA POR EL CAMINO, VAMOS A CA VOLDI.
-
Tita, por favor, escúchame –dijo Dumbledore,
intentando inútilmente tranquilizar a la gala.
-
USTED QUÉDESE AQUÍ, ALBUS, YA ME APAÑO YO CON
FIFÍ. SIÉNTESE, SIÉNTESE.
-
Tita, por favor, relajate, deja los pelos de la
señorita Granger.
-
UI, PERDONA QUERIDA, NO ME HE DADO CUENTA, ES
QUE ESTOY TAN NERVIOSA… -Tita se fijó en cómo había dejado el pelo de
Jermayoni- OI, QUÉ DESTROZO TE HE HECHO EN LAS EXTENSIONES, DEJA, YO TE LO
COSO.
-
Tita –repitió Dumbledore ahora apuntándola con
la varita sutilmente- relájate, ¡por Merlín!
-
SÍ, SÍ, YA ME CALLO… QUE YO ME CALLO Y NO HABLO
VAMOS… QUE NO DIGO NADA, ALBUS… QUE NO VUELVO A HABLAR… QUE VAMOS QUE YO SOY
UNA TUMBA… QUE NO HABLO HASTA QUE ME DES PERMISO… QUE NI PÍO ¿EH? NI PÍO… QUE
ME HECHO LA CREMALLERA, MIRA –Tita hizo el gesto de cerrarse la boca como si
fuera una cremallera y lanzar la llave lejos.
-
Muy bien, Tita –agradeció Dumbledore-, y ahora…
-
AY ALBUS ES QUE ESTOY MUY NERVIOSAAAA –explotó
Tita, hiperactiva- ¿¿¿QUÉ HACEMOS AQUÍ PLANTADOS???
El profesor Turno se acercó a Tita despacio y precavido.
-
Tita, ¿quieres una tila para tranquilizarte?
-
NI TILAS NI LECHES.
Dumbledore agitó la varita contra Tita y pronunció por lo
bajini “Mute”. Tita hablaba, pero ningún sonido salía de su boca. Aquello la
dejó medio confusa, se asustó, pensó que se había quedado sorda.
-
Bien, ahora que parece que Tita está más calmada
tenemos que…
Dumbledore se vio de nuevo interrumpido por Tita, que tenía
a Jermayoni agarrada del cuello y estaba escribiendo rápidamente en la pared de
la enfermería con un pintalabios del bolso de Jermayoni
“O me devolveis la voz o sus dejo a tos hinchaos de por vida
de la de guantás que os voy a meter en la cara, FASCISTAAAAAAAAAAAAAAAS. Tengo una rehén!!!! Tengo a Jerma!!! mirad
que la estrangulo si no me dejáis hablar!!”
Dumbledore, con la varita temblorosa, apuntó a Tita Hagrid y
lanzó un hechizo. En principio no
parecía funcionar, hasta había recuperado la voz (soltando así a Jermayoni),
pero todos se dieron cuenta de que no era un hechizo relajante, sino un hechizo
desmemorizador.
-
¡Por todas las Magimixes, Zanky! –exclamó-
¿quién te ha dejado pelón?
-
Tita –cortó Dumbledore- te he hecho un hechizo
desmemorizante, muy poderoso… de hecho, a una persona normal se le habría
olvidado incluso hablar… pero como eres gala el efecto es muy leve, irás
recordando las cosas poco a poco.
-
Ah, vale, me había preocupado… ¿PERO QUIÉN LE HA
DEJADO PELÓN? ¿Has sido tú, Jana?
-
No po Dio, jamá se m’ocurriría hacerle eso a mi
Sanquita.
-
Tranquila Tita –dijo Molly, sentándola en una
silla- luego te lo cuento todo.
-
Pero mi Zanky ha ganado el Torneo ¿verdad?
-
Sí.
Y así, Tita se sintió más calmada. Aunque continuaba mirando
raro a todo el mundo, parecía que quería acordarse de algo, pero le costaba.
-
Ya habéis visto que el Ministro no está por la
labor de hacer nada con todo este asunto –dijo Dumbledore, preocupado-. Así que
necesitaremos cuantos más apoyos mejor.
-
Cuenta conmigo, Albus –dijo Tita, sin saber de
qué hablaba el director.
-
Faltaría más Tita… ¿Y tú Molly? ¿Puedo contar
contigo y con Arthur?
-
Sí sí, sí, sí, sí, por supuestísimo Dumbledore,
conmigo, con Arthur, con Bill, con toda la familia, hasta con el periquito de
Ron.
-
Bueno, pero tendrás que preguntárselo a Arthur,
él trabaja en el Ministerio y a lo mejor no le parece bien que…
-
Que sí, que sí, Albus –confirmó Molly- que
estamos contigo, ¿dónde hay que firmar?
Albus agradeció el apoyo de los Weasley y de Tita, y daba
por seguro que también contaba con el apoyo de Lucius y Turno.
-
Entonces… comencemos con la resistencia. Turno
–y dirigió su mirada miope al jefe de Hufflepuff- Mañana habrá reunión de
profesores, avisa a la señora Madame Maxime, tiene que ayudar a Tita con una
cosa.
-
¿Qué cosa? –preguntó Tita, saltando como un
resorte- Aaaah, ya entiendo… -e intentó guiñarle un ojo a Dumbledore, de
complicidad- Usted quiere que… -hizo un gesto con un dedo sobre el cuello.
-
No, Tita, luego te cuento.
-
Me tenéis que contar muchas cosas ¿eh? Me vais a
saturar de cotilleos.
Turno salió de la enfermería para avisar a los profesores y
a Madame Maxime, siguiendo las instrucciones del director. Los que quedaron en
la sala lo miraron mientras se dirigía al perro salchicha y le acariciaba el
lomo.
-
Ahora os pido un poco de calma. Sirius, ponte en
modo mago.
El perro salchicha poco a poco se transformó en un humano,
en Sirius Black, estaba acobardado y con los ojos llorosos y la nariz
moqueando.
-
Sniiif, hola a todos –dijo, con su acento más
lastimero.
En apenas unas décimas de segundo Molly se había lanzado a
por él, golpeándolo con una bandeja como una loca. Tita, por inercia, se lanzó
tras ella para golpear a Sirius.
-
¿Pero quién es, Molly? ¿A quién pegamos?
- ¡No, por favor, ay, ay, ay qué dolor, ay!
–gritaba Sirius mientras trataba de esconderse bajo la cama de Zanky.
-
¡Sal de ahí, desconocido! –gritaba Tita- Te
aprovechas que estoy mal del lumbago y no puedo agacharme, sal, ¡¡cobarde!!
-
¡Es Sirius Black! –exclamó Molly.
-
¿Quién? –preguntó Tita.
-
¡El que traicionó a los Potter y por su culpa
los mataron, y el que se quiere cargar a Zanky!
-
Oyoyoyoyoyoyoyoi, Fifí, código Lila Chillón,
repito, ¡¡¡¡código Lila Chillón!!!!
Fifí, que estaba bebiendo agua en una camilla próxima, no
pudo levantarse, pero desde allí lanzó un chorro de agua a Ron, que gritó de lo
fría que estaba.
-
¡Parad, paraaad! –exclamó Dumbledore, separando
a las dos mujeres con pelos de loca- Confiad en mí, ahora estamos en el mismo
bando.
Tita y Molly se separaron despacio de Sirius, aún
desconfiando y mirándolo mal. Sirius, por su parte, estaba tan acobardado que
no se atrevió a salir de debajo de la cama de Zanky.
-
Sirius, cielo –dijo Dumbledore, mirando debajo
de la cama-, puedes salir.
-
No, no, estoy bien aquí –respondió, sonándose
los mocos.
-
Me niego a tener nada que ver con semejante
terrorista de la moda –soltó el profesor Malfoy, como si fuera un escupitajo.
Dumbledore sacó a Sirius por el otro lado de la cama y lo
puso en pie frente a Lucius.
-
Venga, tenéis que hacer las paces.
-
Ni hablar –Lucius giró la cabeza, ofendido.
-
Yo prefiero que no, sniff prrrrffff.
-
El señor tenebroso ha vuelto y ahora tenemos que
estar unidos –razonó Dumbledore- quiero que hagáis las paces, sino no os
incluyo en mi club selecto.
Todos en la sala sabían lo importante que era el club
selecto de Dumbledore, sus fiestas eran míticas.
-
Está bien –dijo Lucius, estirando la mano pero
sin mirar a Sirius a la cara.
Sirius estrechó la mano de Lucius, sin mucha fuerza, y
enseguida las separaron.
-
Venga, ahora un besito.
-
¿Qué? –respondieron Sirius y Lucius al unísono.
-
¡He dicho que os deis un besito!
Ninguno de los quería hacerlo, pero sucumbieron a la
presión, acercaron sus cabezas y se dieron un fugaz beso en las mejillas.
-
Muy bien, venga, ahora un abracito.
Hartos, los hombres siguieron la corriente a Dumbledore
y se dieron un abrazo ante todos los presentes. Jana y Jermayoni echaban
risitas.
-
Y ahora acariciaros la espalda hasta llegar al
culete y… -todos lo miraron raro- Está bien… está bien, así vale… sois unos
sosos, ¡sosos!
Todos se sentaron alrededor de la cama de Zanky. Había una
mosca cojonera que no paraba de dar vueltas entre los asistentes. Dumbledore
tomó la palabra.
-
Sirius, quiero que vayas con Lupino, informad a
la gente de lo que ha pasado, necesitamos cuantos más apoyos mejor.
Sirius dio un beso en la cabeza a Zanky, bajo la amenazante
mirada de Tita y Molly, y se transformó en perro salchicha. Lucius tuvo que
abrirle la puerta de la enfermería para que saliera.
-
Tita… no te va a gustar, pero quiero que hagas
un pequeño viaje en misión diplomática.
-
¿Y por qué no me iba a gustar? –preguntó Tita-
si yo soy muy diplomática.
-
Ya te contaré los detalles… -y Albus se giró
hacia el profesor Malfoy- Lucius, vámonos, que se me está secando la crema y me
tira la piel. Quiero también que me diseñes un traje de guerra.
-
¿Y yo qué hago? –preguntó Molly.
-
Tú de momento dale una poción crecepelo a Zanky
y cuida de los niños.
Dumbledore y Lucius salieron de la enfermería. Tita estaba
harta de la mosca cojonera y le dio un manotazo que la tiró al suelo. Jermayoni
parecía acabar de darse cuenta de algo. Con un vaso, atrapó a la mosca cojonera
y salió corriendo de la sala.
-
Esta chica es muy rara… -murmuró Tita-
colecciona moscas.
-
Venga Zanky –dijo Molly, con una poción en las
manos- tómate esto, para que te crezca el pelo.
-
Sí Gervasio –dijo Ron, en voz baja a su amigo
invisible- yo también tengo hambre.
-
Y yo, colorao, y yo… -Jana lanzó una mirada
descarada a los bollos de chocolate de la señora Weasley, pero les había
prohibido tocarlos.
-
¿Tenéis hambre? –dijo Tita, abriendo su
bandolera y sacó un tuper- Tomad, unos choricillos asados que me he encontrado en el
cementerio, me daba cosa dejarlos allí desperdiciados.
La señora Weasley se acercó a Zanky, rozando el saco de
galeones que Fudge le había dado como premio por ser el campeón de los
Pringaos. Zanky se tomó la poción, estaba asquerosa así que enseguida se metió
en la boca un bollo de chocolate.
-
Intenta dormir, Zanky, piensa en todo lo que te
puedes comprar con el dinero del torneo.
-
Uff… sí, me voy a comprar magdalenas
extragrandes en cantidades industriales. Y palmeritas de chocolate, alfajores,
tortitas, golosinas…
Y así, pensando en cosas dulces, Zanky se quedó
profundamente dormido mientras Molly y Tita tomaban nota de todo lo que iban a
prepararle a Zanky cuando se despertara.
Publicar un comentario