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07 enero 2012


Capítulo 28: La locura del señor Crouch


Aquel día desayunaron deprisa, Jermayoni había insistido en que bajaran a las cocinas para mandar algo de comida a Sirius para que no se quejara más. Dejaron a Jana desayunando sus dos kilos de ensaimadas y bajaron por las escaleras mecánicas. Al llegar a la entrada, fue Ron quien dijo la contraseña y la puerta se abrió. Inmediatamente dos fusiles le apuntaron a la cabeza.

- Ay no por favor, no me matéis aún, ¡¡soy demasiado especial para morir!!

- ¿Quiénes sois?

- Somos amigos de la Susan - respondió Jermayoni, decidida- viene con nosotros Zanky.

- Está bien, adelante.

La puerta se terminó de abrir y entraron en las cocinas, donde se mascaba la tensión. Estaba claro que la mafia de la Susan estaba muy alerta para que el monstruo de las galletas y los suyos no se hicieran con las cocinas de nuevo. A pesar de ello, los elfos domésticos trabajaban sin parar, ahora estaban recogiendo las sobras del desayuno, felices de la vida.

- Debí haberme traído mi traje espacial... -se lamentó Jermayoni- Míralos... qué pintas...

- Bueno, a ver, elfos -dijo Zanky- id llenándome una bolsa con sobras, haced el favor... ¡Anda! ¡¡El Dobby!!

Al fondo, El Dobby se giró hacia Zanky, iba vestido con un delantar con flores rosas, y encima su chupa negra y sus inseparables gafas de sol, con sus cuatro pelos engominados hacia atrás y un pendiente de calavera.

- ¿Sigues vivo nen? Eres duro de pelar ¿eh? Pero El Dobby mantiene su promesa y...

- ¡Toma! Te he traído esto por ayudarme con la segunda prueba - Zanky plantó en las manos de Dooby un anillo de oro con pequeños zafiros.

- ¡Serás! ¡SERÁS! ¿Esto qué es? ¿Me estás vacilando? Esta te la guardo, nen, vaya que si te la guardo... ¿te estás cachondeando de mí? o sea, me liberas de mi pringao, con lo bien que estaba yo con él sin dar palo al agua ¿y ahora me regalas otra joya? Tú... tú de qué vas, ¿nen? ¿Eres masoquista?

- ¡Mira qué contento se ha puesto! Qué mono...

Una elfina rompió un vaso cerca de ellos.

- ¡Winky! -dijo Jermayoni- por Merlín, ¡hazte mechas!

- Chsssst -respondió la elfina- Winky no está borracha... sólo un poco achispadilla... la leche se me está subiendo a la cabeza...

- Oye Winky - dijo Ron, mientras se metía un pastelito en la boca- ¿Cómo va el asunto de tu amo, sabes que está en Hogwarts de juez?

- Winky guarda muchos secretos sobre el amo Crouch, si la Winky hablara... valgo más por lo que sé que por lo que hago, pero no pienso hablar, porque si hablo tiembla la comunidad mágica, ¡¡tiembla!! La Winky conoce muchos secretos... no hablaré hasta que me hagan una buena oferta de esclavitud... yo valgo mucho más que para estar cambiando comidas a un niño... ahora podría estar en una casa montando muebles de IKEA al señor, o cambiando pañales a unos trillizos... Oyoyoyoyoy si yo hablara de los secretos de la familia Crouch...

- Pos vale -dijo Zanky- A ver, elfos, ¿ya tenéis mi bolsa?

Varios elfos acercaron a Zanky la bolsa, llena de pastelitos, latas de conserva, briks de leche y zumo...

- Esto pa mí -dijo Zanky quitando los pastelitos- Esto no... esto tampoco... a ver, metedme los papeles de las magdalenas anda.

Ya se iban a ir cuando Ron pegó un bote.

- ¡Aibá! Ya que estoy aquí, a ver si me pueden dar algo de comida para Gervasio, que está deprimido en la sala común.

- Mira... -dijo Zanky- quedaos buscando la comida para Gervasio, que sé que estas cosas se alargan y me pone de muy mala leche perder el tiempo así. Yo voy solo a la lorería  a mandar esto a Sirius.

- Por Merlín, Zanky, no me dejes solo con éste -suplicó Jermayoni

- ¿No hace mucho que no le das una colleja?

- Ui, ¡es verdad! ¡Ron, espera! - PLACA

Zanky salió del castillo con la bolsa. Había ido dejando cosas por el camino, que pesaba mucho y no quería hacer grandes esfuerzos. Cuando llegó a la lorería apenas quedaban unas latas de conserva y los papeles de las magdalenas. Fue a buscar al periquito de Ron, era pequeño, pero la bolsa tampoco pesaba tanto. Cuando el periquito salió volando Zanky se fijó en los terrenos del castillo. Tita estaba sentada en su huerta con las piernas cruzadas, los ojos cerrados y las manos hacia arriba en una pose extraña. Estaba haciendo yoga. Desde allá arriba Zanky podía escucharla.

- ¿Y se supone que esto relaja? A mí me está poniendo más nerviosa. "Que sí, Tita, sielo, que el yoga te ashudará a relajarte y liberar estrés" ¡La última vez que hago caso a Laurerta! Si quiero liberar estrés me pongo a practicar con el plato y me quedo tan ancha, y no me quedo aquí sentada haciendo el ridículo sin hacer nada. Yoga, yoga, yoga... vaya tonterías inventan los chinos-japoneses estos... -gritaba, aún con los ojos cerrados y las manos hacia arriba.


Al día siguiente Zanky bajó con Ron y Jermayoni al Gran Comedor a desayunar. La mafia estaba haciendo un mitin con la Susan subida en una de las mesas y una multitud de gente alrededor escuchándola.

-          ¡Puedo prometer y prometo que en esta escuela jamás se discriminará a quien tiene pasta! – Aplausos- Se ha dicho que soy muy violenta... ¿queréis saber qué les digo a esos? QUE ME LO DIGAN A LA CARA, ¿entiendes? A ver si hay pelotas, que de la paliza que les meto no los reconocen ni los espejos. ¿Alguien tiene algo que decir? Me he quedado con vuestras caras, como no me votéis vais a saber lo que es una pesadilla... ¿entiendeees? – más aplausos entusiastas- Vota a La Susan, por tu seguridad...

Zanky y sus amigos desayunaban ajenos al mitin. De pronto comenzaron a llegar loros con el correo matutino. Decenas de ellos se pararon junto a Jermayoni dejándole montones de cartas. Luego las aves se fueron cara a Ron, que tuvo que salir corriendo a esconderse en un baño.

-          Oi, cuántos pretendientes tengo, o sea... claro, como saben que estoy saliendo con Krum... ¿dónde está Jana cuando se la necesita? Necesito una asistenta para responder las cartas por mí... como la Rowling. Bueno va, las abro yo, pero solo hoy.

Jermayoni abrió la primera carta, a medida que la leía su sonrisa iba desapareciendo de su cara maquillada para transformarse en una cara que decía... “Pero qué...?”

“Para la Jerma, que sea la última vez que le partes el corazón a mi Zanky, ¿qué pasa? ¿qué los gays no tienen derecho a los cachas? Pues te equivocas monina, menuda amiga...  porque no te tengo delante, robanovios, sino te dejaba pelona.
Firmado: Titanonónima.
P.D.: Jua-zú"

-         ¡¡ Puaj!! ¡¡Había un escupitajo en la carta!! Tengo que ir urgentemente a la enfermería. ¿Cómo puede haber gente tan crédula para creerse lo que pone en los artículos del corazón?

-          Jerma, Jerma, ¡¡que la Pantoja está embarasá de trilliso!!

-          No me digas tía! O sea, qué fuerte, menos mal que hay periodistas del corazón, sino no nos enteramos de estas pedazo noticias. Oye, que voy a la enfermería, léeme tú el resto de cartas, anda.

-         Vale tía, o sea, pero que sea la última vé que bajai a desayuná sin mí, que no quiero sé marpensá pero...

Después del desayuno Zanky salió junto a Ron y Jana a clase de Herbología. Jerma no apareció en toda la clase, donde el profesor Turno explicó las propiedades mágicas de la piel del melocotón silvestre de Almería.

Aburridos de tanto melocotón bajaron a su siguiente clase de Cómo Mimar a las Criaturas Mágicas, y allí encontraron a Jermayoni, con las manos vendadas.
-          ¿Tan grave era, Jerma? – preguntó Zanky

-          Sí, - dijo Jermayoni, intentando controlar el llanto- me ha dicho la enfermera que un minuto más y me tiene que amputar ambas manos, ¡con la manicura recién hecha! Sniiif.

-          Oish, qué pena de manicura, tía –comentó Jana, súper preocupada.

-          Exagerada –dijo Tita desde dentro de su cabaña, pensándose que nadie la oía, si fuera así Ron ahora mismo estaría terminal.

Cuando llegó Charlie, con su camisa desabrochada y sus pantalones ajustados y rotos por varios sitios, Tita salió de su cabaña. Parecía otra, mucho más relajada que de costumbre... o eso parecía.

-          Queridos alumnos, hoy dejaremos de lado a las anacondas mágicas. Resulta que hibernan y claro, ahora se les puede achuchar poco.

-          Así es –confirmó Charlie- por eso hoy vamos a estudiar a los colibríes de arcoíris.

-          No, Charlie –dijo Tita, aguantándose claramente alguna contestación acerca de lo ridículos que son los colibríes- he decidido cambiar de criaturita a última ahora, digamos que los colibríes de arcoíris esos son demasiado poco... didácticos –la vena del cuello de Tita comenzaba a palpitar más de lo normal.

-          ¿Y qué has traído Tita? – preguntó Zanky.

-          Contigo no me hablo, y llámame profesora Tita... o no, mejor, Señorita Hagrid.

Todos se quedaron mirando a Tita y a Zanky, flipando de su contestación, y la vena del cuello de Tita comenzó a inflarse, pero ella intentaba respirar para tranquilizarse.

-          Pues bien, como iba diciendo, para esta clase he traído varias panteras negras invisibles de Madagascar...

-          ¡Pero Tita! – protestó Charlie- ¡Son criaturas muy peligrosas! ¿No las habrás sacado de las jaulas no?

-          No son criaturas peligrosas, son monísimas y les escanta jugar al pilla pilla. Y sí, las he soltado, ahora están por aquí, invisibles. La clase de hoy consistirá en jugar con ellas al escondite, hay que entretenerlas hasta la hora de comer, que llevan tres días sin probar bocado, les estoy haciendo un estofado con mi Magimix, como ahora no hago galletas...

Tita se metió en su cabaña para seguir preparando el estofado para las panteras y Charlie se apresuró a juntar a todos los alumnos en un grupo.

-          Si oís algún rugido cerca avisadme, y si os atrapan gritad... si no os muerden por el cuello claro...

Cuando Tita volvió a salir de la cabaña aquello parecía un campo de batalla. Niños por los suelos, llenos de arañazos, Jerma y Jana llorando desconsoladamente porque las panteras les habían destrozado los vestidos, Ron metido en una jaula para su seguridad, y Charlie lleno de arañazos y polvo sujetando una docena de panteras que tenía atadas a un árbol.

-          Charlie, si les haces el trabajo no aprenden, por cierto, ¿dónde están los alumnos que faltan?

-          Se los han llevado las panteras al interior del bosque, no he podido hacer nada, ¡eran demasiadas!

-       ¿Qué han hecho pellas? Oyoyoyoyoi, dime quiénes son, que estos no aprueban. Necesitaré cuatro voluntarios  para ayudarme a buscar a las 2 panteras que faltan. A ver... vosotros cuatro –dijo, señalando a Zanky, Ron, Jana y Jerma- el resto podéis volver al castillo.

Todos los alumnos salieron pitando hacia el castillo, mientras Charlie se ponía guantes de piel de dragón y una coraza de metal y le daba otra a cada uno.

-          Mira que eres exagerado Charlie –dijo Tita, rechazando la coraza metálica y los guantes- con lo inofensivas que son estas panteras. ¡¡Tinti, Cuchi, venid bonitas, fsfsfsfsfs!! Mininos! Fsfsfsfsfs

Mientras iban por el bosque Jermayoni iba explicando a Tita lo que le había pasado.

-          Pues resulta que me han mandado un montón de cartas con amenazas, o sea, se creen que lo que puso la Danta es verdad, o sea, tengo que vengarme de ella.

-          Pero vamos a ver niña, ¿acaso me interesa? ¿para qué me lo cuentas?

-          Ah no sé, o sea, pensé que tú podrías ayudarme a hacer algo.

-          ¿Yo ayudarte a ti? Espera, espera, que me entra la risa, JAJAJAJAJJAJAJAJAJA, JAJAJAJAJAJA.

-          Tita, ¡¡por Merlín!! – dijo Charlie, asustado- baja la voz, que nos pueden oír los vampiros.

-       Bah, los vampiros no tienen sangre, mejor que vengan los centauros... ¡anda!  Mira, ahí hay algunos, ¡¡hola!!

A lo lejos, entre los árboles, dos centauros los miraban hablando bajito entre ellos.

-          Pobrecitos, no saben que una manada de velocirraptors los han olido y vienen hacia aquí.

-          No importa, así pasamos la tarde. Estas hojas están buenas.

-          ¿Verdad que sí? Este árbol lo plantó mi tatarabuelo, dice que lo regaba con orina y que por eso tiene hojas tan sabrosas.

-          Oye, ¿esa no es la gala acosadora?

-          Sí, es ella... vaya, nos quedamos sin matanza.

-          Sí, y nosotros mejor nos vamos, que no quiero que me meta mano.

En ese momento  Tita dio un salto de tres metros y atrapó a algo oscuro que tomó la forma de una pantera negra muy agresiva.

-          Sí, ya está, bonita, tranquila, tranquila. Claro, la pobre se había subido al árbol y no podía bajar, es normal que esté algo nerviosilla... Bueno, ya sólo falta Tinti.

-          Pues o sea, como te iba diciendo Tita...

-          Que me dejes en paz. A mí también me han llegado muchos loros con cartas de insultos de padres, pero mira, ese año no tuve que comprar papel higiénico, no sé si me entiendes...

-          O sea... ¡claro! Con ignorarlas basta, gracias Tita.

-          No, no, no me has entendido, me refería a usarlas para limpiarte el...

Un maullido cercano los puso en alerta, Tinti se abalanzó sobre Zanky, que por instinto levantó el puño con tanta suerte que le dio a la pantera en los morros y le rompió un diente.

-          ¡Oh no, Tinti! ¡ZANKY! Te has pasado tres pueblos, ¡SUSPENDIDO! Ay mi Tinti, que me la ha mutilado, ¡¡AY MI TINTIIIII!!


Pocos días después comenzaba la Pascua, los profesores les habían puesto muchos deberes, pero al menos tenían días libres. En el Gran Comedor la mafia estaba haciendo un debate, por un lado George, rodeado por sus simpatizantes, y por el otro la Susan, rodeada de los suyos.

-          ¡Tú qué vas a saber sobre tráfico de exámenes si suspendes todo!

-          Perdona, pero yo suspendo porque me gusta estar cerca del pueblo ¿entiendes? Pero tú no, tú coges las respuestas sin pagar a la mafia.

-          Habló la que ofrece ofertas a Zanky Potter y le deja entrar en los dominios de la mafia.

-          Mira nene, a la Susan nadie le levanta la voz ¿entiendes? Mira, me estás calentando... no, ¡qué leches! YA ME HAS CALENTADO, VEN AQUÍ QUE TE VOY A DAR LA PALIZA DE TU VIDA.

-          ¿¡Ah si!? Tú y cuántos más, COBARDE.

-          ¿COBARDE YO? TÚ NO APRECIAS TU VIDA, ¿ENTIENDES? VEN AQUÍ...

La Susan saltó por encima de la mesa con una navaja en la mano. Por su parte George hizo lo mismo, pero con un machete. No tardó en formarse un corro a su alrededor.

En ese momento llegaron varios loros. Venían de parte de Molly. El de Ron era grande. Lo abrió y era un huevo de pascua de chocolate decorado con un dibujo de él y otro de Zanky, unidos por un corazcón rosa. El de Zanky era exactamente igual. El de Hermione estaba un poco pocho.

-          No sé por dónde habrá pasado este loro, pero este chocolate está como derretido... o sea, se ha hecho una pasta que además... huele a... ¡oh Dios mío!

-          Cucha Jerma, si no lo quiere dámelo a mí, que la Noli se ha orvidao de mi paquete, poque no soy marpensá sino...

-          ¡Pero cómo te vas a comer esto! Por favor, o sea, qué asco, ¿de qué será? ¿De perro?

-          En casa no tenemos perros –dijo Ron, quitándose los loros de encima, que le picoteaban las cejas.

-          ¿No será que tu madre lee a Danta Skeeter?

-          Buah, es su mayor fan, tiene un álbum con todos sus recortes y nunca falta a ninguna conferencia de Danta, ¡hasta se ha copiado su vestido!

-          ¿Cuál?

-          El que siempre lleva...

-          De esta me tengo que vengar, o sea, como sea...


Por la tarde Ernie se acercó a Zanky, que estaba en la biblioteca comiendo galletas que una tal Titanónima le había enviado por la mañana.

-          Zanky, que te esperan en el campo de Quidditch.

-          ¿A mí? ¿Quién te lo ha dicho?

-          Ah, no sé... no me acuerdo.

-          Vale, Ernie. ¿Y para qué me esperan allí?

-          Pues... se me ha olvidado.

-          Pues nada... hasta luego.

-          ¡Ah! Y feliz año nuevo.

-          ¡Si estamos en Abril!

-          ¿Ya? ¡Aibá! Zanky, casi se me olvida, que te esperan en el campo de Quidditch.

-          Ernie, bonito, míratelo...

Zanky salió del castillo, no podía creer que tuviera una cita a ciegas en el campo de Quidditch, ¿quién sería? Casi mejor no pensar en ello.

-          Hola Zanky.

Era Cedric, que iba también en dirección al campo de Quidditch.

-          ¿Eh? Ah no, mira Cedric, tú estás muy bien, eres alto, guapo y todo eso, pero creo que no estoy preparado, además me sacas varios años, no va a funcionar...

-          ¿Qué dices? ¿No vas al campo de Quidditch para lo del Torneo?

-          ¿Qué? Ah... sí, sí... pero tú delante, que yo te vea... a tres metros a ser posible.

Cuando llegaron al campo de Quidditch se encontraron con Ludo Vagoman explicando algunas cosas a Krum y a Fleug.

-          ¡Hombre! Ya estáis todos. Venid, que os cuento.

-          ¿Qué le pasa al campo de Quidditch? Madre mía, ¿cuánto hace que no cortáis el césped? –dijo Zanky al ver los enormes arbustos que crecían sobre el campo.

Se fijaron en que había una zona alargada donde los arbustos se movían y perdían ramas, cortadas. En seguida se dieron cuenta de que era el plato de Tita, Tita estaba al otro extremo del campo cortando parte de los arbustos. Los saludó con la mano.

-          La tercera prueba del torneo consiste en un laberinto, Tita Hagrid le está dando forma siguiendo estrictamente los planos que le hemos dado.

En ese momento vieron a Tita intentando pegar con celo algunos trozos de arbustos que no debía haber cortado.

-          Ahí dentro meteremos de todo, pero lo importante es que tendréis que superar una serie de árboles de ahorcados para llegar al final y conseguir la copa de los 3 Pringaos. Quien la consiga gana el torneo. Saldréis por orden de puntuación. O sea que las dos pruebas anteriores en realidad valían de poco... ea. Yo ya os lo he explicado todo, ya os podéis ir preparando, mozos.

Se alejaron del campo de Quidditch mientras Tita seguía cortando a diestro y siniestro siguiendo los planos de Vagoman. Krum se acercó disimuladamente a Zanky mientras Fleug y Cedric se alejaban hacia el castillo.

-          Oye, Zanky...

-          ¿Sí, Krum?

-          Yo no sabía que tú estabas por mí... he leído el artículo de Danta Skeeter y...

-          ¡Ah! No, creo que ha habido un error, yo...

-          Calla Zanky, todo este tiempo he estado con Jerma para acercarme a ti, me pones mucho Zanky, y ahora que sé que eres gay, como yo pues... ¡bésame machote!

-          No, no, espera, ay señor, la que se ha liado... escucha... tú eres Krum, el terror de las nenas, el mejor buscador del mundo y no sé cómo dices que yo...

-          Me encanta verte volar, te he hecho fotos sin que nadie se diera cuenta, he forrado mi maleta por dentro con ellas. Zanky, te quiero.

En ese momento algo cayó de detrás de unos arbustos. Zanky sintió un gran alivio cuando Krum se alejó, disimulando por si alguien le había visto. Era Crouch, estaba hecho una pena y tenía una mirada de loco que daba miedo.

-          No, te he dicho que a mí el café me gusta con sal, Twintiwinki, y no me vas a convencer de lo contrario.

-          Esto... señor Crouch –dijo Zanky, acercándose a él despacio- ¿se encuentra bien? ¿quiere una galleta o algo?

-          ¡Zanky! Necesito hablar con Dumbledore, ¡¡es urgente!! Ese elefante rosa me está mirando raro, tengo miedo, mucho miedooo, mamá, veeen...

-          ¿Se automedica o algo? –preguntó Krum, asustado.

-          No sé... parece que está ido... escuche señor Crouch, Dumbledore está en el castillo.

-          ¿Pero tú me ves en condiciones de ir hasta allí, muchacho? –protestó Crouch- ¡Trae a Dumbledore! ¡El Torneo está en peligro! No me gusta la coca cola sin cafeína, me da mucho sueño, y luego tengo que comerme la empanada de Tita, que sino me pega.

-          Este hombre está fatal ¿eh? –afirmó Zanky.

-          Se le ve, se le ve... ¿qué hacemos?

-        ¿Qué le pasa a mí bebé? –dijo Crouch, con una roca entre los brazos y la camisa desabrochada- No quiere teta...

-          Voy a buscar a Dumbledore, tú quédate con él.

-          ¡No me dejes con él sólo, Zanky! ¿Qué pasa con lo nuestro?

Pero Zanky ya había salido corriendo hacia el castillo en busca de Dumbledore.

Al llegar al castillo se topó con Jana, que salía del Gran Comedor con tres tuppers llenos de comidas y salsas varias.

-          Hola Sanky ¿quiere...? ende luego, si ej que ya hasta me huyen! Eso, corre, corre, hay que vé... poque no soy marpensá...

Zanky llegó al pasillo donde estaba el despacho de Dumbledore, pero se topó con Lucius.

-          ¿Qué haces corriendo por el pasillo? 100 puntos para Slytherin por lo bien que vigilo los pasillos.

-          Tengo que hablar con Dumbledore, es urgente.

-          ¿Con estas pintas? Quita, quita, vete a tu habitación, te arreglas, te pones guapo y entonces sí, podrás hablar con Dumbledore.

-          ¡Quita ya, hombre!

Y Zanky salió corriendo, dejando a Lucius con la palabra en la boca. Al doblar una esquina se topó con Dumbledore, que estaba recostado contra la pared hablando con un alumno de Durmstrangs.

-          Suelo cambiar los muebles de sitio en mi despacho, si quieres ven y te enseño cómo lo tengo decorado, te va a gustar, guapo.

-          ¡Director! Es urgente.

-          ¿Urgente? Para esas cosas está Tita, ¿qué pasa?

-          El señor Crouch, está en los terrenos de Hogwarts, está muy raro, quiere hablar con usted, dice que es urgente.

-          ¡Pero si lleva tres días desaparecido! Ya voy, espera, voy a ponerme mi abrigo.

Zanky guió a Dumbledore, con su abrigo de pieles rosa, hasta donde había dejado a Krum con Crouch, pero allí sólo estaba Krum, inconsciente en el suelo.

-          ¿Qué ha pasado? – preguntó Dumbledore.

-          No sé, Crouch debe haber huído...

-          ¡He oído gritos de nena! –dijo Tita, que llegaba corriendo desde el campo de Quidditch- ¿Qué ha pasado?

-          Tita –Dumbledore miraba fijamente a Krum- avisa a Kaskao, uno de sus alumnos ha sido agredido.

-          Este colegio se está llenando de gentuza, Albus, te lo dije al inicio del curso y te lo digo ahora: las pijas de Beauxbatons son mala gente.

Tita fue corriendo al barco de Durmstrangs, Madame Maxime, que la vio correr desde su carruaje de oro, salió corriendo también en dirección al barco. Al rato se reunieron todos con Dumbledore, que estaba devoliendo el conocimiento a Krum con el boca a boca.

-          ¿Qué le ha pasado a mi Krum?

-          Alguien le ha atacado, Webo –confirmó Dumbledore.

-          ¡Eso es que quieguen haceg tgampa, oi que maga genteee!

-          Aprende a hablar, bonita... –dijo Tita, en voz baja.

-          ¡Es verdad! –dijo Kaskao- esto es intolerable, se ha atacado a mi Pringao en los terrenos de Hogwarts.

-          Usted, Dumbledogg, es el gestonsable, ¡tgamposo!

A Tita se le terminó de inchar la vena del cuello, se acercó a Madame Maxime con paso firme y la cogió por los pelos.

-          Que sea la única y última vez que llamas tramposo a Albus, ¡mala pécora!

-          Suegtameeee –Madame Maxime cogió de los pelos también a Tita Hagrid.

-         ¡¡Eso es jugar con ventaja!! –protestó Tita- ¡¡yo tiro y tiro pero sólo saco injertos y pelo postizo!!

-          Que me suegteeees.

-          Haya paz, haya paz, por favor –dijo Dumbledore, intentando calmar a las dos galas, pero eso no era suficiente- Webo, páralas tú, que a ti te hacen más caso, no sé por qué... bueno, sí lo sé, si lo sé, oi que musculazos por favor.

Kaskao se acercó para separar a las dos mujeres, en cuanto ellas lo vieron se soltaron para abrazarse a él.

-          Ha empezado ella, que es una lagartona.

-          No, has sigo tú, queguida.

-          Queguida, queguida, queguida... ¡mira, la próxima vez que me digas queguida te tragas los pelos falsos que te acabo de arrancar!

-          ¡Tita! Necesito tu ayuda.

-          Sí, digame, Albus, ¿la acompaño a la salida o la echo directamente de una patada, he estado practicando y creo que desde aquí la puedo mandar a la salida de una buena patada en el pompis.

-          No, acompaña a Zanky al castillo, nosotros buscaremos a Crouch.

-          Qué forma de deshacerte de mí, qué mal me parece... anda, tú –dijo Tita, refiriéndose a Zanky- vamos al castillo.

El camino al castillo fue algo tenso, Tita no paraba de insultar a Madame Maxime y Zanky sentía vergüenza de que Tita lo llevara a caballito. Al acercarse a la entrada Zanky advirtió que había una puerta demasiado baja.

-          Tita, Tita, cuidado, Tita...

-          Me tiene hasta el moño ya la Madame Cursí de las narices, mañana le meto algo en el desayuno que se va a pasar el día con la pata floja...

-          Tita, Tita el marco...

-          Es que aquí soy el último mono, vamos, esto es indignante...

PUMBA.

-Ui, ¿qué ha sido ese ruido?

-Titaaaa.....

- ¡¡¡Ay mi Zanky que lo tenía encima y no me acordaba!!! ¿Te has hecho daño? Oiiii, vamos a la enfermería, anda... Ah no, que estoy enfadada contigo... ve tú solo, ala, ahí te quedas.

Y Tita se alejó del castillo, mirando a Zanky con una cara de preocupación extrema. Pero no lo dejó sólo, vigiló a Zanky por los pasillos sin que se diera cuenta hasta que llegó a la enfermería.


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