Lo + leído

08 enero 2013


Capítulo 33: Los Mortífagos



Voldiport se miró de arriba abajo, se palpó el cuerpo y la cara. No tardó en notar que algo no estaba bien.

-          ¿Pero qué ha pasado? Cosita, ¿estás seguro de que has seguido las instrucciones al pie de la letra?

Cosita estaba tras él, intentando ocultar su brazo entre la ropa.

    -¡COSITA! No te has cortado el brazo. ¡ME HAS DEJADO DEFORME! Por suerte esto lo puedo arreglar con algunas pociones… pero me llevará tiempo. En cuanto a ti, Cosita… te voy a tener planchando túnicas el resto de tu vida.

-          Pero señor… -suplicó Cosita- yo te he ayudado a volver.

-          Ya nene, pero es que eres más útil de chacha –y Voldiport zanjó así el tema, caminando de forma muy cómica, balanceándose sobre su pierna corta y arrastrando su brazo largo.

Zanky se aguantaba la risa al ver caminar así a Voldiport, mejor que se olvidaran de él.

-          Cosita, tu brazo –reclamó Voldiport, con su varita en una mano.

Cosita apartó su manga y dejó ver una marca que Zanky conocía, era la marca vomitosa, la marca de los mortífagos, con su dibujo de cabeza de mantis rosada. Voldiport la tocó con la varita y ésta se iluminó un poco, pero enseguida se apagó.

-          Vaya, aquí no hay cobertura. Ven Cosita, a ver si más hacia allá…

Cosita y Voldiport se alejaron unos metros y volvieron a intentar iluminar la marca vomitosa sin resultado.

-          Qué asco de cementerio, no tiene cobertura. Ven, vamos a ver si más cerca de la iglesia…

Los dos se recorrieron el cementerio buscando algún punto con suficiente cobertura como para hacer que la marca se iluminara, mientras Zanky se partía de risa, a pesar de que la cicatriz de su frente seguía doliendole.

-          Aquí, aquí Cosita, no te muevas –Cosita y Voldiport estaban encima de una de las esculturas de piedra más altas, manteniendo el equilibro mientras Voldiport tocaba con su varita la marca de Cosita y ésta se iluminó lo suficiente.

Después bajaron de aquella escultura y Voldiport se acercó a Zanky, con su gracioso balanceo, haciéndose el malo.

-          Mira qué cosas –dijo- estás sobre los restos de mi difunto padre muggle, aquel que abandonó a mi madre. Me crié en un orfanato, pero los demás niños eran malos conmigo ¡se comían mi postre! Y luego… ¿te estás riendo de mí, mocoso?

Zanky intentaba aguantarse una carcajada, casi lloraba cuando respondió:

-          No… no, si me das mucho miedo.

-          ¡Se está riendo, señor amo! –protestó Cosita.

-          Ya me he dado cuenta, Cosita. Qué poca vergüenza esta juventud… no respeta ni a los malos malísimos…

En ese momento comenzaron a aparecer una serie de sombras en el cementerio, como fantasmas que se fueron haciendo cada vez más corpóreos. Se acercaron y formaron un círculo alrededor de Voldiport, eran varias decenas y todos iban con túnicas negras y paquetes envueltos en papel de regalo. Eran los mortífagos.

-          Al fin llegáis, gentuza –dijo Voldiport cruzándose de brazos, lo cual hacía que Zanky tuviera que controlarse aún más para aguantar la risa. Y parecía que los mortífagos también se estaban riendo por dentro.

Voldiport se puso muy serio y miró uno a uno a sus vasallos, fijándose en especial en los huecos que faltaban para completar el círculo.

-          Parece que alguno de vosotros no ha venido esta noche, espero que no tuvieran la marca vomitosa apagada… Estoy muy decepcionado con vosotros, pero mucho mucho mucho ¿eh? ¿Qué pasa? ¿Qué pensabais que Dumbledore había ganado y que era más poderoso que yo?

Los mortífagos negaron con la cabeza, inclinándose ante su líder, algunos no pudieron aguantar la risa y soltaron una carcajada que intentaban ocultar con tos.

-          Mi señor, ese se ha reído de usted –se chivó Cosita.

-          ¡¡Crucio!! – de la varita de Voldiport apareció un rayo verde que fue a estrellarse contra el pecho de uno de los hombres, que cayó al suelo dolorido y gritando.

Los demás mortífagos permanecieron impasibles.

-          Voy a pasar lista –dijo Voldiport, y Cosita le dio un pergamino y una pluma –, Reinold el Malote.

Uno de los mortífagos se puso en pie y se acercó a Voldiport entregándole un regalo.

-          ¿Para mí? Oh, qué amable, déjame ver…

Voldiport abrió el paquete ansioso, era una funda de oro para su varita con su nombre bordado en plata y algunas esmeraldas diminutas que iluminaban la funda con su brillo.

-          Muy bonito, gracias Reinold, puedes volver a tu sitio.

El mortífago le besó la mano de 3 dedos a Voldiport y se retiró a su lugar.

-          Bert el Tripas –continuó nombrando.

Un hombre con barriga se levantó con un regalo y se lo entregó a Voldiport, que lo abrió desesperadamente.

-          ¿Un cinturón de cuero? Qué porquería de regalo. ¡CRUCIO! –Voldiport lanzó la maldición sobre el mortígafo- esto se lo regalas a tu abuelo, a mí cosas chulas, ¿está claro?

-          Sí, sí, mi señor…

El siguiente de la lista era un hombre con el pelo graso y una túnica hecha polvo: Severus Snape.

-          Mi señor, no he podido traerle ningún regalo, estamos a fin de mes pero… tenga, le he robado unas golosinas, espero que sean de su agrado.

-          ¡Oh! Golosinas… me gustan… -dijo, metiéndose un puñado en la boca- Severus, te veo muy desmejorado, se ve que te ha afectado mucho mi ausencia…

-          Sí mi señor, mucho, llevo 11 años de psicólogos.

-          Pobrecito, pobrecito –dijo Voldiport, acariciándole el pelo- anda, péinate y ya te recompensaré.

El siguiente mortífago era un canguro, Zanky lo reconoció enseguida, era Rambo, la mascota de Cascao. Le regaló a su señor un escalextric y Voldiport casi grita de alegría.

Tras la tanda de regalos, el señor de los mortífagos los amontonó junto a él. Parecía que estaba de mejor humor.

-          Lástima que falten algunos de mis más fieles siervos. Los Lestrange por ejemplo, pero están en Azkaban. Los sacaremos de allí. Me gustaban sus regalos… En cuanto al resto de mortífagos que no han venido… habrá que eliminarlos o algo. Cosita, apunta: Matar a mortífagos traidores.

-          ¿Lo anoto antes o después de la visita a DisneyLandia, mi señor?

-          Mmm… después – dijo- Y ahora poneos todos alrededor de la hoguera, voy a contaros la historia de mi regreso. Cosita, saca los choricillos y hacemos una torrada.

Todos los mortífagos se sentaron alrededor de una gran hoguera donde se comenzaron a asar unos chorizos y morcillas. Voldiport estaba emocionado por contar su historia y los mortífagos ansiosos por escucharla.

-          Pues estaba yo celebrando Halloween como cualquier otro año, iba a visitar a los Potter para darles un sustito y de paso ver si me daban unas gominolas, vamos, lo normal, ¿cómo iba a imaginar que se lo iban a tomar tan mal? Tuve que aniquilarlos, qué gente más antipática… no tenían chuches. Pero ocurrió algo con lo que no contaba. Iba a cargarme al pequeñajo Zanky Potter cuando la maldición rebotó y me dio a mí. Eso fue culpa de la madre, que era una mala bicha, magia muy antigua usó, se sacrificó por el chico, protegiéndolo de mí y claro, luego el malo soy yo… -algunos mortífagos bufaron y se indignaron con los Potter- Al recibir la maldición no morí, porque soy una buena persona, pero me convertí en algo menos que un espíritu, algo así como un pedo. Me fui lejos de allí, llorando desconsolado por lo mal que me habían tratado, hasta llegar a un lejano bosque esperando que alguno de vosotros, so mala gente, viniera a buscarme y ayudarme. Sobreviví poseyendo a algunos animales, pero son unos enclenques, mueren enseguida. Nadie vino en mi busca hasta hace cuatro años. Encontré a Quirrell, a quien poseí amablemente y con él vine a Hogwarts en busca del plato de Xena, que podía ayudarme a recuperar mi poder. Pero salió mal y cuando Quirrell murió salí corriendo, amenazado por una cruel gala que me insultó, y volví convertido en pedo al bosque, esperando de nuevo ayuda.

Varios mortífagos estaban comenzando a lagrimear de tristeza por la historia de su señor, pero Voldiport continuó con su relato mientras comían chorizo con pan.

-          Fue el año pasado cuando Cosita me encontró. Dio conmigo gracias a los roedores, transformado en tejoncito. Como me daba asquete poseerlo le di instrucciones como a un esclavo, y así conseguí secuestrar y torturar a Berta, trabajadora del Ministerio que estaba al tanto del Torneo de los 3 Pringaos, y conseguí sacarle información. Gracias a eso y a un fiel vasallo que tengo en Hogwarts estoy hoy aquí, con todo mi esplendor, aunque aún tengo que hacerle algunos arreglillos a mi cuerpo –dijo, lanzando una mirada de reproche a Cosita.

Cuando terminaron de cenar, tranquilamente, se pusieron en pie, y siguieron a Voldiport, cojeando, hasta cerca de donde Zanky estaba atado, ya dormido.

-          ¡Eh! –gritó Voldiport- ¡Despierta! Será posible… no le dejan a uno ser malo como es debido…

-          Es que me aburro –dijo Zanky-, no me habéis dado ni chorizos, tengo hambre.

-          ¡Calla! Ahora voy a demostrar ante mis esclavos quién es más poderoso, si tú o yo, y voy a demostrar que lo que pasó aquella trágica noche fue un accidente puntual, una pequeña mancha en mi currículum de malo maloso. ¡CRUCIO!

Zanky se retorció de dolor, aquello le acabó de despertar.

-          ¡Se lo voy a decir a Tita!

-          ¡No me seas chivato! –dijo Voldiport, mirando alrededor claramente atemorizado ante la posible presencia de Tita- lo que pase en este cementerio se queda en este cementerio ¿entendido?

-          Sí hombre, como que Tita se va a creer que no ha pasado nada… es muy cotilla.

-          ¿Pero no está por aquí, no? Estamos muy lejos del castillo. – Voldiport estaba alerta, con la varita preparada.

-          No subestimes el poder de una gala con mala uva y con su cachorrito en peligro…

-          ¡Ya está bien! –gritó Voldiport, enfadado- Vamos a acabar con esto. Ya no tienes protección contra mí, ¡mira!

Voldiport se aupó en los hombros de Cosita para llegar a la frente de Zanky. Le tocó con uno de sus deformes dedos en la cicatriz y Zanky sintió que le ardía toda la cabeza, no pudo evitar un grito.

-          Chsssst, no grites tanto –le dijo Voldiport- Y ahora te soltaré para enfrentarme a ti. Te voy a matar, Zanky Potter, pero no se lo digas a Tita.



- Copyright © Zanky Potter - Date A Live - Soporte por Blogger - Diseño por Johanes Djogan - Modificado por Zancaturno -